En los post anteriores sobre éste tema vimos, gracias al dilema del prisionero y al juego de halcones y palomas que pueden aparecer conductas altruistas en un entorno donde la moralidad no está presente en absoluto.
En el caso del dilema del prisionero ya vimos que, si se jugaba de forma reiterada, finalmente los participantes acababan cooperando; vimos también que una conducta agresiva y de dominio no es siempre la mejor para tener éxito evolutivo y que la naturaleza sabe premiar también a los pacíficos frente a los más fuertes.
Los juegos y las situaciones que generan la necesidad de cooperar entre los hombres son mucho más frecuentes de lo que en principio pudiese pensarse aunque pueda parecer, y de hecho casi siempre lo parece, paradójico.
Partiendo de lo aprendido con esos juegos, permítanme proponerles un último juego antes de que pase a entrar de lleno en las conclusiones y en lo que yo pienso sobre el origen de la justicia. Éste último ejemplo de juego que voy a proponerles ocurrió hace unos 28.000 años, cuando la última familia de lo que fueron los restos de una tribu Cromagnon bajó desde la meseta y, caminando hacia el Sur, llegó hasta las cercanías de un enorme promontorio de piedra que, pasados los años, se llamaría Gibraltar. Continuar leyendo «El origen de la Justicia, evolución y teoría de juegos (III): Una historia de la prehistoria.»