El origen de la Justicia, evolución y teoría de juegos (IV): Los chimpancés y el juego del ultimátum

       Ya he manifestado en otros post sobre éste mismo tema que considero que el origen de la justicia hay que buscarlo más bien en la evolución y en la teoría de juegos que en otras instancias. Recientemente, leyendo uno de mis weblogs favoritos «La lógica del titiritero«, he encontrado un artículo relacionado con un estudio efectuado con chimpacés a los que se planteó el juego que, en teoría de juegos es llamado el juego del ultimátum.

En este juego a una persona se le ofrece una cierta cantidad de dinero y se le informa de que se la puede quedar siempre que la comparta con una segunda persona. El primer jugador tiene que hacer una oferta, entre el 0 y el 100% de la suma. El segundo jugador tiene que decidir si la acepta o no. En el primer caso, los dos jugadores se reparten el dinero; en el segundo caso, ninguno de los dos recibe nada. La oferta se realiza una sola vez, de modo que no se puede regatear.

Veamos lo que se nos cuenta.

De acuerdo con la teoría de juegos, el primer jugador debería ofrecer una cantidad muy pequeña y el segundo debería aceptarla, ya que cualquier cosa es mejor que nada. Sin embargo, cuando el juego del ultimátum se realiza con personas reales, los resultados se apartan mucho de esta predicción. El experimento ha sido realizado en 15 países del mundo, desde Perú a Nueva Guinea y los resultados varían sustancialmente en distintas sociedades. Por ejemplo, en algunas culturas, como los Machiguenga de Perú, se hacían y eran aceptadas ofertas tan bajas como del 20% del total. En cambio, entre los Gnau de Nueva Guinea se llegaron a rechazar ofertas tan generosas como del 70%. Según Herbert Hingis, de la Universidad de Santa Fe y uno de los coordinadores del estudio, entre los Gnau el estatus de una persona depende de cuánto sea capaz de dar; por tanto, las ofertas excesivamente generosas eran percibidas como ‘arrogantes’ y, en consecuencia, rechazadas. En la mayoría de los casos, las ofertas inferiores al 50% de la suma total eran rechazadas con mucha frecuencia, en contra de las predicciones de la teoría de juegos.

En definitiva, muchos jugadores preferían perder dinero que tener que ‘tragarse su orgullo’ y aceptar una oferta que es percibida como ‘injusta’. Curiosamente, esta actitud no puede describirse como “racional”, al menos según los modelos económicos vigentes. Desde el punto de vista de la Ciencia Económica, una conducta racional consiste en maximizar el beneficio propio, con independencia de que los demás ganen o pierdan. Sin embargo, los estudios mencionados (y otros muchos) demuestran claramente que la conducta corriente de los humanos tiene en cuenta otros muchos factores de tipo psicológico. Podría decirse que Homo economicus constituye un mito de la Teoría Economíca, mientras que Homo reciprocans es una realidad cotidiana.

Una pregunta interesante es cómo se comportarían nuestros parientes los chimpancés en el juego del ultimátum. Esto es justo lo que ha abordado la investigación de Keith Jensen, Joseph Call y Michael Tomasello, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, cuyos resultados han aparecido en la revista Science (2) el viernes pasado.

Para ello, estos investigadores diseñaron una forma simplificada del juego (denominada mini-juego del ultimátum). Los dos animales que van a jugar se encuentran en dos jaulas separadas que contienen un mecanismo de bandejas deslizables representado en la figura adjunta. El chimpancé “proponente” hace una “oferta” utilizando pasas (una delicia para los chimpancés) a modo de divisa, y moviendo la bandeja hasta la mitad del recorrido (lo máximo que le permite el mecanismo). Si el otro jugador acepta la propuesta de división del botín, mueve la bandeja el resto del recorrido y ambos animales pueden comer. Si el segundo jugador no hace nada durante 1 minuto, los investigadores retiran la bandeja y consideran que la oferta ha sido rechazada.

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Los resultados de estos experimentos indicaron que los chimpancés, al contrario que los humanos, se comportaron de forma totalmente racional –en el sentido de los economistas. Es decir, tendían a aceptar cualquier oferta que les proporcionara un número de pasas mayor que cero, por pequeño que fuera. Al parecer, en ningún momento consideraron la posibilidad de que la oferta fuera injusta. Los investigadores sugieren que esta conducta puede estar relacionada con el hecho de que entre los chimpancés, compartir la comida constituye un suceso raro.

Si embargo, en un estudio anterior realizado con macacos (Macaca mulatta) (3), se daba a estos animales un trozo de pepino como recompensa por haber realizado correctamente una tarea y la recompensa era aceptada alegremente por estos animales. En una segunda fase del experimento, se premió a algunos individuos, pero no a todos, con una uva; algo mucho más apreciado. Los macacos que antes habían aceptado el pepino felizmente, lo rechazaron con violencia en la segunda ocasión, ante la flagrante injusticia que se estaba cometiendo con ellos. Estos resultados sugieren que el sentido de la ‘justicia’ tiene una larga historia en nuestro linaje evolutivo, aunque no esté muy desarrollado en el chimpancé.

Los estudios a que hace referencia la cita del post anterior se contienen en:

(1) Michael S. A. (2004) “The Ultimatum Game, Fairness, and Cooperation among Big Game Hunters.” In Henrich, Boyd, Bowles, Camerer, Fehr, and Gintis (Eds.), Foundations of Human Sociality: Economic Experiments and Ethnographic Evidence from Fifteen Small-Scale Societies (pp. 413-435), Oxford University Press

(2) Jensen K., Call, J. and Tomasello, M. (2007) “Chimpanzees are rational maximizers in an ultimatum game” Science 318: 107-108.

(3) Brosnan, S. and de Waal, F. (2004) “Monkeys reject unequal pay” Nature 425:297-299

En éste weblog también hemos tratado con anterioridad otros ejemplos sobre posibles relaciones cooperativas en ambientes ajenos a toda consideración moral y que son:

  1. Justicia, evolución y teoría de juegos (I): El dilema del prisionero.
  2. Justicia, evolución y teoría de juegos (II): Halcones y palomas.
  3. El origen de la Justicia, evolución y teoría de juegos (III): Una historia de la prehistoria.

Para el lector interesado, asimismo, no puedo dejar de recomendar el trabajo de Fernando Aguiar «Libertad, Justicia y Juegos», Consejo Superior de Investigaciones Jurídicas/Junta de Andalucía, texto a mi juicio de lectura imprescindible.

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