La paradoja de los mayas

Uno de los métodos de investigación utilizados por Marc Hauser es plantear dilemas a las personas a fin de investigar sus criterios morales y una de las conclusiones más evidentes es que, en general, a las personas entrevistadas parecen merecerles un mayor reproche moral las conductas realizadas por acción que las realizadas por omisión. Así, en el caso de la eutanasia, en general no parece tan censurable dejar morir a un enfermo desconectándole de las máquinas que le mantienen vivo que ayudarle activamente a morir aun cuando el resultado final sea el mismo: la muerte del paciente.

Nuestros códigos legales, igualmente, sancionan con mayor dureza el daño causado activamente que el daño que permitimos, por inacción, que ocurra. Es el caso, en España, del delito de omisión del deber de socorro.

No parece extraño que el ser humano tenga esa percepción de que las conductas activas son más censurables que las omisivas, pues, si bien lo pensamos, en cada minuto de nuestra vida ocurren en el mundo una infinidad de injusticias que no hacemos nada o casi nada por remediar.

Un caso paradójico frente a éste critero moral habitual es el de los indios mayas

en la actualidad, pues las personas entrevistadas de dicha etnia mostraron una sorprendente uniformidad de criterio al juzgar igual de rechazable moralmente el daño cometido por acción y por omisión. Las causas de esta paradoja aún no están suficientemente investigadas pero uno no imagina como es posible vivir razonablemente tranquilo con un criterio moral tan estricto como ese.

En todo caso la investigación de Hauser sigue en marcha y, si usted desea participar en la misma, puede hacerlo contestando el «Test del sentido moral» de la Universidad de Harvard.

Dos niños mayas en un poblado
Dos niños mayas en un poblado

0 respuestas a «La paradoja de los mayas»

  1. La estética que has elegido está bien, aunque el puntazo del bordeado estilo papel arrugado deberías potenciarlo oscureciendo el color del fondo.

    No me he leído lo que has escrito, lo siento, llevo prisa; lo leo esta noche. Un beso! 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.