Cuando no se quiere arreglar la Justicia.

A la vista de los espeluznantes informes del Consejo General del Poder Judicial la asociación Jueces para la Democracia propuso la creación de 565 nuevos juzgados en 5 años para solucionar el problema y hacer funcionar la justicia en España.

Pueden parecer muchos juzgados pero, teniendo en cuenta que instalar un nuevo juzgado cuesta de media 300 mil €, el coste total de la creación de esos 565 juzgados costaría unos 175 millones de €.

No se ha creado ninguno en estos últimos años y, sin embargo, cada uno de los años que la Ley de Tasas ha estado vigente se han recaudado por el estado más de 300 millones de € anuales; es decir podrían haberse destinado esos euros a crear esos 565 juzgados y aún sobraría para instalar 1.500 más.

Sin embargo no se ha hecho: ni se ha destinado el dinero de las tasas a justicia gratuita como ordena la propia Ley de Tasas ni se ha destinado el dinero a ninguna otra cosa relacionada con la Justicia; simplemente se lo han llevado a otro lado.

Y el nuevo ministro ha hecho exactamente lo mismo que el anterior; es decir: incumplir la ley de tasas, llevarse el dinero a otro lado y no solucionar el atasco judicial de España.

No hay nada nuevo, es lo de siempre, es lo de todos los ministros y lo de todos los gobiernos. Y aún nos piden que les creamos.

Ondas

Resulta difícil saber qué es un ser vivo y, por lo mismo, resulta difícil también saber qué es un ser humano.

Si aceptásemos que los seres vivos son poco más que un fugaz triunfo del orden sobre la entropia, un corto pero intenso momento donde la homeostasis vence al desorden, nuestra visión de los seres vivos y del ser humano se convertiría en la percepción de una especie de vórtice donde la materia se va incorporando y se va expulsando hasta crear una fascinante apariencia de individualidad. Algo así como las olas, perfectamente identificables como individualidad pero jamás compuestas de la misma agua.

Quizá esa naturaleza de onda sea nuestra auténtica realidad y esa percepción produce efectos perturbadores sobre la imagen que tenemos de nuestra propia individualidad hasta covertirla en poco menos que una ficción, quizá necesaria pero ficción.

Una concepción informacional de los seres vivos y de las personas parece novedosa pero, bien mirado, probablemente budistas, hinduistas o jainitas estarían muy de acuerdo con ella.

No sé.