«¿Y qué dijo Rajoy de las tasas en el debate sobre el estado de la nación de ayer? ¿Que las quita?…»
Esa es la pregunta que más me han hecho esta mañana los compañeros con quienes me he encontrado en los juzgados y al escucharla uno alcanza a comprender cuán sencillo es manipular a un país y engañar a sus gentes.
Porque ayer Rajoy sobre las tasas sólo dijo una cosa «Que las revisará»; no dijo si al alza o a la baja, no dijo si para las personas físicas o jurídicas, no dijo ni siquiera si las tasas eran «judiciales» porque incluso omitió pronunciar esa palabra… Ayer, lo que dijo Rajoy es «que las revisará», y nada más.
Luego (o para ser más exactos antes) alguien redactó un papelito con unas notas que entregó a la prensa en el que se decía que el gobierno revisaría las tasas y que las personas físicas quedarían exentas. Pero, cuando uno (no sabemos quién) escribe que «las personas físicas quedarán exentas» lo que está escribiendo al mismo tiempo es que «pagarán todas las personas jurídicas»; sólo que eso lo trata de ocultar porque, antes de la infame ley de tasas, las PyMES (el 99,88% de las empresas) no las pagaban.
Así las cosas Rajoy de tasas no dijo nada, al menos nada inteligible, y alguien (el redactor del papelito) dijo que «todas las personas jurídicas y PyMES seguirían pagando tasas» aunque lo dijo en el neolenguaje del Gobierno, que, para explicar que uno de cada cinco españoles vive bajo los umbrales de la pobreza, lo que hace es afirmar que «cuatro de cada cinco españoles no pasan hambre».
Este gobierno impuso unas tasas que sabe que son injustas e inconstitucionales, escribió que las destinaría a Justicia Gratuita (artículo 11 de la Ley) y mintió e incumplió su propia ley con todo descaro; y, ahora, pretende vender como un éxito que esa misma ley inicua que él aprobó solo va a seguir siendo inicua para todas las personas jurídicas de España; pretende seguir cobrando las tasas (sin que por supuesto haya hecho el menor amago de cumplir la ley y destinarlas a justicia gratuita) y pretende, además, que se le aplauda. Y lo triste es que aún hay algún bobo (gracias a Dios pocos) que le aplaude la gracia.
Acostumbrados al plasma ahora el gobierno nos ha descubierto una nueva suerte: la suerte del papelito. El presidente dice una cosa en la tribuna y un papelito dice otra en los medios. Dada la credibilidad del presidente la prensa ha creído -naturalmente- al papelito y tengo para mí que, quienes diseñaron ese sainete, sabían con toda certeza que así sería.
Por eso nadie medianamente avisado ha aplaudido el anuncio «plasmado» en el papelito. Porque sabemos que para el gobierno importa poco incluso lo escrito en el artículo 11 de la ley; cuanto menos lo plasmado en un papelito huérfano.
Ahora vendrá lo de siempre, anunciarán cien veces lo que harán sólo una vez (o ninguna); seguirán cobrando tasas mientras en hábil cancamusa sostendrán que tratan de no hacerlo y, finalmente, veremos irse a este ministro, como al anterior, a su casa y con oprobio, aunque, quizá, condecorándose a sí mismo. No será con el premio #T 2015, creo que estoy en condiciones de asegurarlo.
Brillante D. josé, más claro imposible.
Ja, ja , lamentable, papelitos por aquí papelitos por allá