Cómo el copyright perjudica a la cultura

Si uno observa en las tiendas de libros, por ejemplo en Amazon, los libros que hay a la venta descubrirá -y esto no es una sorpresa- que los libros más ofertados suelen ser los más recientes; es decir, que los libros escritos entre el año 2000 y 2010 se ofertan más que los escritos en la década comprendida entre los años 1990 y 2000. Nada sorprendente, como digo, pues parece razonable que los libros más recientes se vendan más y esta regla se cumple perfectamente según viajamos hacia atrás en el tiempo, pues, los libros de la década de los 80 se ofertan más que los de la decada de los 70 y así sucesivamente.

Esta constante se cumple perfectamente según exploramos el pasado pero, ¡Oh!, llegados a la década de 1920, al menos en Amazon, los libros de aquella década se venden más que los de la década de los 30 y, si analizamos los libros que se ofrecen de las décadas anteriores, observaremos que la oferta de los mismos aumenta exponencialmente.

La cantidad de libros de cada década ofertados por Amazon puede verse en la siguiente gráfica, presentada públicamente por Paul Heald, profesor de derecho de la Universidad de Illinois. Para realizarla un alumno suyo escribió un programa de ordenador que recogió el número de libros ofertados en Amazon y los clasificó según la década en que fueron escritos. Los resultados fueron expuestos en una conferencia dada por el propio Paul Heald el 16 de marzo pasado en la Universidad de Canterbury.

Oferta de libros según la década en que fueron escritos
Oferta de libros en Amazon según la década en que fueron escritos

Como pueden observar los libros de la década de los 10, se ofertan diez veces más que los de la década de los 60.

La explicación a este curioso fenómeno se encuentra en la regulación del copyright, pues, los libros que se escribieron en la década de los 20 ya están casi todos en el dominio público -su copyright ha expirado- y Amazon puede ponerlos a disposición del público sin problemas. No ocurre lo mismo con los de las décadas siguientes, de forma que los lectores quedan dramáticamente privados de la posibilidad de comprarlos.

Como puede observarse en la gráfica el copyright ha convertido el siglo XX en un erial cultural, privando de todo sentido a la legislación en materia de copyright que, como vemos, no sólo no estimula la cultura sino que, simplemente, la bloquea haciendo caer en el olvido a decenas de miles de títulos que los lectores, eventualmente, podrían leer.

No creo que sea preciso añadir más.

Nota: Esta entrada se publicó el 31 de marzo de 2012 en «El otro blog de José Muelas»

Regresiones infinitas

¿Está lo engendrado contenido en el engendrante y por tanto es siempre una degeneración de él?

La pregunta es tan antigua como el Concilio de Nicea (325) y tan moderna como John Von Neumann (1903-1957), padre de los ordenadores actuales, principal matemático en el «proyecto Manhattan» y teórico de las primeras máquinas autorreplicantes.

La paradoja de que no es posible observar lo observado sin modificarlo —paradoja del observador— puede ser ilustrada con la vieja historia del pintor loco que quiso dibujar toda su aldea hasta en el más mínimo detalle pero que, al concluir, se dio cuenta de que, para ser totalmente exacto, debió pintarse a sí mismo en su terraza pintando el cuadro. Una vez lo hizo se percató de que el cuadro no era exacto pues, si él se había pintado a sí mismo pintando el cuadro, debería pintarse a sí mismo, pintándose a sí mismo, pintando el cuadro. El pintor loco de nuestro cuento se enfrentó así a una regresión infinita que, de no estar loco ya antes de empezar el cuento, lo hubiese vuelto loco para el final.

Von Neumann resuelve todas estas paradojas con tan genial sencillez que uno no sabe que habría pasado en Nicea si Von Neumann llega a aparecer por allí; pero voy a dejar el trabajo de Von Neumann para otros post, este lo escribo porque me he preguntado cómo habrían interpretado los pintores —si es que lo habían hecho— esta historia del pintor que se pinta a sí mismo.

Naturalmente, he recurrido a Google y he buscado imágenes sobre pintores que se pintan a sí mismos y me he encontrado con este prodigioso cuadro del pintor gandiense Alex Alemany. En la pintura se ve a un pintor que pinta la pintura de un pintor que pinta al pintor que la pinta.

Este pintor pintado al tiempo que pinta a quien le pinta; esta imagen del creador creado por su creación, me ha parecido muy sugerente y metáfora de muchas cosas. Es verdad que, como en nuestra historia, para ser perfecto precisaría que se pintase al pintor que pinta la pintura del pintor que es pintado por el pintor que hay en la pintura que pinta… pero tampoco es cosa de ponerse exquisito, para resolver problemas de ese calibre necesitamos la ayuda de un genio. John Von Neumann, sin ir más lejos.