La resiliencia climática y el Mar Menor

La resiliencia climática crea riqueza: aumenta el empleo, ahorra dinero y, por cada dólar invertido, se pueden ahorrar seis. No lo digo yo, lo dice la ONU: la capacidad de las comunidades para volver a su estado de origen tras una catástrofe natural proyecta un impacto económico positivo.

Si quienes nos gobiernan no perciben esto ni perciben la magnífica oportunidad que para los hombres y mujeres de la comarca del Mar Menor puede suponer esta crisis, todo estará perdido y jamás solucionaremos la catástrofe.

Va a hacer falta un esfuerzo científico importante, pero no sólo un esfuerzo científico.

La ONU, en Marco de Senday 2015-2030, insta a luchar contra los factores subyacentes entre los que están, como ejemplos, la urbanización rápida y no planificada, la gestión inadecuada de las tierras, los arreglos institucionales deficientes, las políticas formuladas sin conocimiento de los riesgos y la falta de regulación e incentivos para inversiones privadas.

Todos estos factores subyacentes no pueden ser arreglados por «científicos», necesitaremos economistas, juristas, politólogos, sociólogos… Por que en la catástrofe del Mar Menor están presentes todos los factores subyacentes citados por la ONU y alguno más.

Walter Scheidel, catedrático de historia en la Universidad de Stanford sostiene que sólo las grandes crisis han corregido desequilibrios en las sociedades y probablemente tiene razón.

Podemos aprovechar esta crisis y hacer de la necesidad virtud para crear conocimiento, empleo y riqueza. O podemos seguir echándonos las culpas unos a otros y ahogarnos todos en la ciénaga del Mar Menor.

Yo optaría por lo primero.

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