No olvides este día

Acabo de oír la rueda de prensa posterior al consejo de ministros y estoy consternado.

Miren, tengo casi 60 años y no es que no pueda reinventarme, es que no me da la gana. He sido abogado toda mi vida y no voy a dejar de serlo ni por un virus ni por un gobierno inícuo.

Antes de ser abogado he sido muchas cosas y con todos mis años puedo ser aún lo que quiera, pero, a esta hora de la tarde, lo único que quiero ser es abogado, compañero de mis compañeros y, sobre todo, ser un problema insoluble para esos cuántos prebostillos que, sentados en sillones de gobierno y con engolada retórica, afectan poses de ser gente común.

No, ustedes no son como nosotros, a cualquiera de estos líderes del pueblo les cambio su cuenta corriente por la mía, sin mirar; así que, si creen que los abogados son ricos, ya pueden estar viniendo a verme, aquí les espero.

No he leído el BOE, no se ha publicado aún y hasta que no lo lea, —eso será mañana— no quisiera que la ira me llevase a hacer o decir nada improcedente. Ocurre sin embargo que, en política, las cosas suelen ser lo que parecen y, si el gobierno hubiese dado a los mutualistas una sola molécula de ayuda, lo habría pregonado en la rueda de prensa de hoy.

Como soy jurista esperaré a leer el BOE de mañana pero les aseguro que voy a recordar minuciosamente lo que he visto y oído. No siempre se puede vivir un día de infamia como este y no quiero que se vaya nunca de mi memoria.

Mañana será otro día, el primero de una larga serie de días que tienen que llevarnos a refundar las instituciones de nuestra profesión y a torcer la voluntad del gobierno si fuese preciso. Todo menos ver cómo se deja abandonados y a su suerte a todo ese grupo de personas, de hombres y mujeres, a las que, cuando me cruzo con ellos, llamo compañeros.

Queda un largo camino: será un honor recorrerlo a vuestro lado.


Y si tú, como yo, aún crees que es posible hacer algo, ven con nosotros, únete a la #RED.

Hoy es un buen día para llamar a las cosas por su nombre

Hoy es ese día en el que muchos abogados y abogadas dan vueltas en su cabeza a la situación de su despacho y aún dudan sobre si, siendo domingo, podrán acercarse a él y traerse algo de trabajo a casa para estos días.

La abogacía jamás se ha escondido en época de crisis y ha dado siempre la batalla en las peores situaciones. Durante las dictaduras los despachos de abogados han sido un refugio para la libertad y un amparo para quienes luchaban por ella. En la adversidad nuestra profesión y sus profesionales siempre han estado al lado de las personas que demandaban ayuda y, en esta ocasión, no va a ser diferente. Los juristas son expertos en esa ciencia que distingue entre lo justo y lo injusto y saben que, a veces, hay que tomar medidas drásticas y en casos como ese saben cumplir como el primero.

Pero, porque se sabe distinguir entre lo justo y lo injusto y por ello se cumple con la ley también sabe que, bajo la llamada al cumplimiento del deber, no se pueden cohonestar las injusticias.

Trabajadores asalariados y funcionarios, protegidos probablemente por la existencia de fuertes organizaciones sindicales, han visto como, antes de ordenarse el cese de actividad, se han dictado medidas que les protejan en la adversidad.

Los empresarios, base de la economía nacional y, al fin y al cabo empleadores de los anteriores, han visto como las medidas se atemperaban en lo posible a ls emergencia.

Autónomos y profesionales, sin embargo, han sido minuciosamente ignorados y abandonados a su suerte. Y esto, en dictadura, en la fortuna o en la adversidad, en tiempos pacíficos o revueltos es una total y absoluta iniquidad. Sí, una iniquidad.

Seguramente los abogados y abogadas no tenemos sindicatos ni patronales ni una representación institucional a la altura de quienes integran esa palabra abstracta pero hecha de personas muy concretas a la que llamamos «abogacía». Hoy es tiempo de encierro y sigo esperando la protesta justa e indignada de quienes dicen representarnos a nivel nacional. Olvídense, no lo hicieron antes ni lo harán ahora, lo único sensato que podemos hacer es pensar cómo refundamos ese trampantojo de organización.

Sé que ninguno lo hará, hay muchas cosas en las que pensar antes que pensar en ese cadáver: cómo saldrán adelante nuestras familias, cómo saldremos adelante nosotros, cómo saldrán adelante nuestros despachos y la forma en la que nos hemos ganado decentemente la vida.

Para los despachos-empresa no hay más problema que para el resto de la sociedad, o son empresarios o son trabajadores, todo ha sido previsto para el gobierno en esta situación de crisis.

Para los despachos independientes, para tu despacho y el mío, nada ha sido previsto, tú amigo, tú amiga estas jodido, muy jodido, y esto es un golpe más, corregido y aumentado por la crisis a una forma de ejercicio profesional que molesta.

No te han olvidado compañera, no te han olvidado compañero: te han abandonado. Como suena.

Por eso hoy, ese día en que muchas abogadas y abogados dan vueltas en su cabeza a la situación de su despacho y aún dudan sobre si, siendo domingo, podrán acercarse a él y traerse algo de trabajo a casa, es tiempo de llamar a las cosas por su nombre; de cumplir con nuestro deber ciudadano pero también de llamar a las cosas por su nombre y llamar injusticia a la injusticia e iniquidad a la iniquidad.

Para que se sepa. Para que no se olvide.


Y si tú, como yo, aún crees que es posible hacer algo, ven con nosotros y únete a la #RED.

O el gobierno legisla o la realidad legislará por él

Veo a los compañeros pedir insistentemente que la Mutualidad y los colegios dejen de cobrarles las cuotas de estos meses de crisis.

Veo —y no salgo de mi asombro— a la Mutualidad y muchos colegios (no todos gracias al cielo) que se resisten roñosamente a llevar a cabo tal medida.

Miren, se lo diré en corto y por derecho, si ustedes no suspenden los pagos de cuotas, o de alquileres, o de hipotecas, o de préstamos, la realidad los suspenderá por ustedes con la diferencia de que, en lugar de suspenderse de forma ordenada, se hará a las bravas y, para cuando acabe la crisis, el colapso de los tribunales con desahucios, ejecuciones, reclamaciones de cantidad y «rebus sic stantibus» estará garantizado.

Seamos claros: o legislan y prevén esta contingencia o la realidad legislará por ustedes. ¿O creen que hay muchos españoles que podrán aguantar tres meses sin ingresos?

Miren, hagan las cosas antes de que la realidad se las imponga y gestionen la crisis. Elegir entre lo bueno y lo malo es fácil, pero en épocas de crisis hay que elegir entre lo malo y lo peor y es ahí donde se distingue a un gobernante de un inútil.


Si tú, como yo, aún crees que es posible hacer algo, ven con nosotros, únete a la #RED

La abogacía olvidada

Esta noche del jueves 26 de marzo de 2020, a las 21:00 horas, puedes decir alto y claro que los profesionales del foro (abogados y abogadas, procuradores y procuradoras, graduados sociales) están siendo olvidados por las autoridades de forma absolutamente injusta.

A 20:45 se dará a conocer el hashtag, a 21:00 cargamos en Tuíter.

Si tienes cuenta en tuíter nos vemos esta noche a 21:00, si aún no la tienes ¿Por qué no la abres?

No podemos salir a la calle a manifestarnos pero sí podemos dejar oír nuestra voz en las redes.

Nos vemos esta noche, tenemos un trabajo que hacer juntos.

Si tú, como yo aún crees que es posible hacer algo, ven con nosotros, únete a la #RED

Patriotismo

Probablemente hemos entendido mal el patriotismo. Involuntariamente, en cuanto oímos hablar de patriotismo, inmediatamente lo relacionamos con el ejército o con la bandera o con esas pequeñas particularidades que hacen que nos engañemos creyéndonos diferentes de otros seres humanos.

Por puro patriotismo realizamos costosas ceremonias en las que nuestros soldados desfilan y en las que, profundamente emocionados, rendimos honores a aquellos que dieron su vida por la patria, sea lo que sea lo que signifique esta palabra.

Ocurre sin embargo que los enemigos de la patria no son siempre humanos. Cuando, en ocasiones como esta, el enemigo es un microorganismo no es difícil darse cuenta de que con él no acabaremos a balazos ni atacándole a la bayoneta.

Ahora el patriotismo no tiene enemigo humano y consiste, antes que nada, en cumplir con tu deber, aunque este deber sea acudir como Auxiliar de Clínica, ATS o médico, a donde el peligro es mayor: a tu centro de trabajo, a tu hospital, a colocarte en primera linea de fuego del virus, a veces con buenas armas y a veces casi sin munición.

No hay en nuestras ciudades monumentos a las enfermeras que murieron cuidando a enfermos, ni a doctores ni a auxiliares que, como los mejores soldados, hubieron de cumplir una misión que no estaba en su contrato: jugarse la vida.

Quizá ahora, que hasta los soldados han de echar una mano como médicos, sea tiempo de cambiar nuestra concepción del patriotismo y, cuando todo esto acabe y hayamos terminado de contar los muertos, empecemos a colocar en nuestras calles monumentos a enfermeras, limpiadoras, ATS, doctores y doctoras que pelearon la batalla donde debían y cumpliendo con su deber mucho más allá de lo que les exigía su contrato.

Va por ustedes.

¿Qué país hemos soñado?

¿Qué país, qué región, qué municipio hemos soñado —si es que hemos soñado alguno— para nuestros hijos?

Mucho me he quejado de que estemos orientando España, mi región y mi ciudad, hacia el turismo. No me gusta pensar que el de mi patria será un futuro de camareros, restauradores y guías turísticos. Pienso que las comunidades deben siempre incorporarse a la primera linea científico-tecnológica de cada momento y pelear por su futuro, siempre, en la última frontera.

Decididamente esta primavera y el verano que viene será duros: los turistas que nos visitaban ya no nos visitarán o, al menos, nos visitarán en cantidad mucho menor y, el turismo, la primera y principal fuente de entrada de divisas del país, se resentirá. ¿Estamos preparados para enfrentarnos a la crisis del primer sector de nuestra economía? ¿Hemos siquiera empezado a vislumbrar las consecuencias de la crisis de ese sector?

Si este país ha sido algo, alguna vez, en la historia, ni ha sido por «cojones», ni por ninguna virtud moral que adorne a sus gentes por encima de los demás países, ha sido por la ciencia.

Piensen en el 12 de octubre y en la epopeya americana.

No fue una cuestión de «raza» ni de banderas ni de patrias. Disponíamos de la mejor tecnología para navegar (la carabela); nuestros conocimientos científicos sobre la geografía terrestre eran los más avanzados del momento; recibimos de los árabes todos los libros de los cosmógrafos antiguos y las mejores tecnologías matemáticas y de navegación; les cogimos prestado a los portugueses un marino formado en sus barcos…

Pero ¿qué somos ahora?

Desde hace 40 años el turismo ha tapado nuestras vergüenzas como nación. Gobernantes sabios hicieron de este un país bello a lo largo de los siglos: califas sabios de califatos opulentos nos regalaron mezquitas, flotas de indias levantaron catedrales de locura al lado de minaretes de orfebre, los mejores emperadores de Roma salieron de aquí y hasta el cielo nos regaló el mejor de los climas. ¿Quién no querría venir a España?

Desde hace 40 años vivimos de lo que nos regaló la providencia y gobernantes antiguos y sabios, pero, ¿Qué hemos hecho nosotros?

No me lo tomen a mal, no se enfaden conmigo, hemos hecho de la restauración y de la hostelería un arte pero yo, al menos, no quiero para las siguientes generaciones un futuro de camareros y restauradores siempre al albur de un cambio de modas, de clima o de una pandemia, como ahora.

Quiero un país en la primera linea de la última frontera de la ciencia y la tecnología, un país en el que las próximas generaciones puedan ganarse el futuro por sí mismas y que no dependan de esas cosas que o nos regaló la naturaleza o construyeron antepasados nuestros, al parecer mucho mejores que nosotros.

Saldremos de esta y habremos de repensar muchas cosas; mientras tanto no se conformen y sueñen, es una buena ocasión para ello.

La iniciativa de Manuel

Manuél Ángel García (@mangaralva en tuíter) me pide que dé difusión a una inicistiva que han tenido él y sus compañeros solicitando medidas. Como no parecen insensatas y sí, en cambio, muy plausibles, os transcribo su petición que no es otra que remitir a su colegio de abogados una solicitud de este tenor.

—————————–

AL ILTRE. COLEGIO DE ABOGADOS DE VIGO

NOMBRE Y APELLIDOS, Colegiado nº de ese Iltre. Colegio, y con despacho profesional en esta ciudad, calle , nº , ante ese Iltre Colegio comparezco y como mejor proceda,

EXPONGO:

PRIMERO.- Que a raíz de las circunstancias en la que nos encontramos, tras haber sido decretado el estado de alarma por la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, según el reciente Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, y su normativa complementaria, y ante las dificultades para el ejercicio de la profesión y la obtención de ingresos que suponen las mismas,.

SEGUNDO.- Además, en cuanto a la Administración de Justicia, la resolución del Secretario de Estado de Justicia sobre servicios esenciales indica que se fomentará especialmente la utilización de la videoconferencia o cualquier otro dispositivo o aplicción informática que permita la comunicación bidireccional segura de sonido e imagen incluso a los efectos de evitar, en cuanto fuera posible, traslados de detenidos y presos a las sedes judiciales para la práctica de las diligencias que hubiera de realizarse con los mismos.

TERCERO.- Que el CGAE, en relación con la aplicación del RD 463/2020 del Estado de Alarma al ámbito de la Justicia, ha trasladado una serie de exigencias al Ministerio del Interior, al Ministerio de Justicia, al Consejo General del Poder Judicial y a las consejerías de Justicia e Interior de las Comunidades Autónomas, referidas a las circunsancias en que los Letrados asistan a detenidos y a víctimas de violencia de género, y las medidas higiénico sanitarias que han de prestarles, y los medios tanto telefónicos como de videoconferencias para que se pueda llevar a cabo con las suficientes garantías.

CUARTO.- Que los Letrados prestamos un servicio público tan o más esencial que el de jueces, fiscales y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, incluso mayor, pues lo hacemos por amor a la profesión y auxilio a los más desfavorecidos, pues el Turno de Oficio no supone un enriquecimiento económico. Por ello, hasta que las medidas higiénico-sanitarias no estén garantizadas para todas las partes intervinientes en las distintas actuaciones, detenidos y víctimas inclusive, habrán de suspenderse la prestación de todos los servicio, tal y como ha acordado el Ilustre Colegio de Abogados de Málaga, y que figura publicado en prensa:

https://t.co/61NAAYZR3C

En nuestra ciudad se tienen noticias de que el juzgado de guardia tomará declaración a los detenidos a través de videollamada, según figura publicado con el diario La Voz de Galicia del pasado 15 de marzo.
https://t.co/VB05ZCuQgO

​Con independencia de la pérdida de garantías que ello podría suponer para quienes están privados de libertad, la Administración de Justicia en general, y los Juzgados en particular, parecen olvidar la función social que realizan los Letrados y que son los que han de contactar directamente con los detenidos y víctimas.

Por lo expuesto,

SOLICITO AL ILTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE VIGO la adopción de las siguientes medidas, así como las gestiones ante los organismos pertinentes:

1/ Se exima a todos/as los/as colegiados/as, de manera indefinida, del pago de la cuota colegial correspondiente, mientras duren las restricciones que nos impidan desempeñar nuestro trabajo con normalidad, sin obligación de reintegrarlas una vez que cese la presente contingencia.

2/ Que se realicen las oportunas gestiones ante el Concello de Vigo, solictando la exención de pago de IBI y de la tasa de lixo en proporción al perído por el que se mantenga esta situación.

3/ Actúen, cómo nuestra representación que es, ante la Mutualidad de la Abogacía, Alter Mutua y la Seguridad Social, solicitando, igualmente, que se nos exima del pago de las cuotas de la Mutualidad o de la Seguridad Social, o sus equivalentes, en tanto continúe el estado de alarma.

4/ Se reclame a la Xunta de Galicia, con carácter de urgencia, el pago inmediato de los turnos pendientes, ya que con la situación de paralización forzosa de la actividad judicial se está provocando un grave quebranto en nuestros ingresos, necesarios para afrontar los gastos en los días sucesivos.

5/ Se exija de la Administración de Justicia las medidas higiénico sanitarias necesarias para que nuestras intervenciones durante las guardias se presten en condiciones óptimas de salubridad e higiene, y en pie de igualdad respecto de jueces, fiscales, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, detenidos, presos y víctimas de violencia de género, poniendo a nuestra disposición, al menos, los mismos equipos de los que disponen el resto de los trabajadores de las administraciones públicas, a saber: mascarillas y guantes desechables e hidro-alcohol o hidrogel desinfectante, así como asegurar que las salas de letrados se encuentran desinfectadas, coordinándose con los jueces decanos de cada zona o partido judicial y las Comisarías de Policía Nacional, Oficinas de la Guardia Civil, etc.

6/ Que, en caso de que dichas medidas no se puedan garantizar para todas las partes intervinientes, que se suspendan los servicios de guardia.

En Vigo, a 18 de marzo de 2020.

Coronavirus y conspiración

La pandemia de coronavirus ha caído como una bendición sobre todos los partidarios de las diversas teorías de la conspiración. Anteayer, por ejemplo, un hombre mayor preguntaba en alta voz a los clientes que hacían fila en la caja del supermercado:

—Vosotros sabéis que este bicho no ha venido de Marte, ¿verdad?. Este bicho es de aquí, de la Tierra, y alguien ha tenido que soltarlo porque antes este bicho por aquí no estaba. Vosotros veréis pero «enterarse» bien de que hay muchos que nos quieren muertos.

El hombre, sin duda convencido de que americanos o chinos están detrás de este asunto del COVID-19, ligó rápidamente la infección con los «chemtrails» y con los «poderes ocultos» que rigen la sociedad y que, por razones que no alcanzo a comprender, nos quieren matar a todos.

No tiene sentido tratar de hacer reflexionar a quienes profesan la religión de la teoría de la conspiración, es tan imposible como hacer abjurar de su fe a un fanático religioso, ellos creen eso y su creencia —en nada diferente de un virus como les comentaré otro día— impide toda forma de raciocinio salvo la que apoye sus tesis.

A veces me divierto suministrando información disparatada pero muy creíble para ellos, otras me abstengo siquiera de mencionarles este tema para nada, pues su infección es peligrosa y les causa no pocos padecimientos.

Viendo al hombre en estado de agitación pensé decirle que tenía mucha razón y que esto de los virus venía de largo, que estas cadenas de ADN o ARN a las que llamamos virus o viroides, según los casos, son —según sostiene con toda razón mi amigo Joludi— un maléfico invento de la familia Rockefeller que, para más inri, decidió dejar su infame acción encriptada en su nombre.

Porque el término «ribonucléico» contenido en el nombre del ADN y el ARN (ácidos desoxirribonucléico y ribonucléico) proviene del nombre de la pentosa llamada ribosa o, vulgarmente “azucar rib” y, se la llama así, porque fue descubierta en el Rockefeller Institute of Biochemistry (RIB). Así pues, donde ustedes vean la partícula RIB, ya saben que los malvados Rockefeller metieron sus no siempre limpias manos: ribosa, riboflamina, ribonucléico, ribosoma… Etc., etc., etc…

Si le llego a contar a este hombre esta historia estoy seguro que habría apretado los dientes y habría pensado con cruel satisfacción: «Sí, todo encaja, malditos…».

Claro que, inmediatamente podría haberle contado otra versión, que la ribosa se obtuvo por primera vez de otro carbohidrato llamado «arabinosa» y los científicos, arbitrariamente, eligieron tres letras que ordenaron como mejor les pareció.

Y ahora ustedes mismos pueden seleccionar la historia que prefieran: a) Rockefeller+Conspiración, b) Rockefeller-Conspiración, c) Científicos arbitrarios+Conspiración (los científicos eran americanos) o d) Científicos-Conspiración.

Yo me muevo entre la solución «b» y «d», no sé ustedes, pero si averiguan la solución exacta me harán feliz.

Atención al público durante el estado de alarma

Estimados clientes:

En virtud de lo dispuesto en las disposiciones adicionales segunda, tercera y cuarta del Real Decreto 463/2020, los plazos judiciales, administrativos y también civiles se encuentran suspendidos desde hoy hasta la pérdida de vigencia del citado decreto. De forma que su asunto sometido a plazo ya no lo está, pues el mismo se encuentra interrumpido.

Del mismo modo, el Consejo General del Poder Judicial ha suspendido todas las vistas y diligencias que no hayan sido declaradas urgentes, durante el mismo periodo.

Por este motivo suspendemos la actividad presencial del despacho.

Estamos a su disposición en el teléfono 692174309, para cualquier duda o asunto de urgencia. Puede efectuar consultas por mensajería instantánea igualmente usando el siguiente link https://t.me/josemuelas

José Muelas Cerezuela
Abogado
Colegiado 764 del Ilustre Colegio de Cartagena.
Calle Carmen, número 30 primero.30201-CARTAGENA

Miedo

Dicen que Juan Belmonte le hablaba al miedo: «¿Ya estás aquí? ¡Pues vete! O, al menos, escóndete en la habitación de aquí al lado, van a venir a verme unos señores y no quiero que te vean conmigo.»

El Pasmo de Triana no es que fuese valiente, tenía tanto miedo como el que más, lo que pasa es que sabía reconocerlo y se había acostumbrado a él. El miedo, como las alarmas, es una emoción muy útil, te alerta del peligro, pero, una vez cumplida esta función, lo mejor que puedes hacer es desconectarlo como desconectan los astronautas, los pilotos de avión y los comandantes de submarinos, las alarmas. Una vez que sabes que has de tener cuidado mantener la alarma sonando es una estupidez: no ayuda en nada y dificulta el ocuparse de los problemas.

El miedo a morir es un miedo vulgar; al fin y al cabo todo el mundo muere, de manera que, salvo por nuestro miedo, nada extraordinario ni épico hay en ello. A veces, si tengo miedo, me recito parafraseada la milonguita aquella de Borges:

«José Muelas va a morir,
eso es moneda corriente,
morir es una costumbre
que suele tener la gente.»

Digo esto porque hoy, por la calle, no hay otro tema de conversación que la epidemia del coronavirus.

Si hace unos meses, en mi ciudad, se veía con preocupación el pequeño número de madrileños que acudían en vacaciones a La Manga, hoy se mira con preocupación a los que vienen y se afirma sin fundamento: «La Manga está llena de madrileños…» como si los mesetarios esos hubiesen venido a contagiarnos el coronavirus de puro malvados.

«Agua, hay que beber mucha agua, que baja el virus», afirman unos, «calor, que con el calor muere el bicho», dicen otros, «ajo» tercian los que mejor me caen, «ajo, que el ajo tiene propiedades antibióticas»…

Yo, entre el agua y el ali-oli me quedo con el ali-oli, pero no porque vaya a protegerme contra el virus sino porque tengo debilidad por él y la cosa de la prevención viral me ofrece una coartada inmejorable para comerlo a cucharadas.

Sí, hay riesgo, pero no se apuren. Hagan lo que se les ordene mientras no sea una estupidez manifiesta y sigan viviendo a pierna suelta, no es la vida tan larga como para gastar ni un par de días angustiado por algo que, en el fondo, es la cosa más natural del mundo.

Se llama miedo. Échenlo de su lado.