Estimado ministro:
La suerte de esta crisis en el campo de la justicia se va a decidir en los primeros seis meses, pues, en ese período, van a ingresar en la administración de justicia española el grueso de las reclamaciones por la situación derivada de la pandemia.
Como sin duda ya sabrás, extrapolados los resultados e indicadores de la crisis 2008-2009 (-3.69% del PIB) a la situación presente (-13% del PIB), habrás encontrado que la tasa de incremento de asuntos en los juzgados de lo social y lo mercantil oscilará en los primeros entre un 40% y un 160% y en los segundos entre un 81% y más de un 200%.
Es a ese incremento de asuntos al que tu ministerio debe dar respuesta ya, cualquier otra medida pensada para un plazo superior a este mismo momento es una medida tardía.
Los problemas laborales y mercantiles son el núcleo del problema; la jurisdicción contenciosa se ve protegida por el plazo de tramitación de los expedientes administrativos que puede (y debe) ampliarse para evitar que la onda del tsunami de asuntos llegue demasiado pronto a estos juzgados y, en todo caso, impedir que se simultanee con la laboral y mercantil.
Un incremento de entre el 81 y más del 200% creo que sabes que es inasumible para los juzgados de lo mercantil, mucho más cuando ya están saturados y se habría de dar respuesta en un lapso que se mediría en semanas.
Es imposible que 68 juzgados de lo mercantil asuman esa carga de trabajo y, en un entorno de movilidad reducida, celebrar, por ejemplo, juntas de acreedores, en puntos lejanos del domicilio de las empresas (capitales de provincia) será percibido como un disparate que atenta contra la seguridad sanitaria.
La carga de los juzgados mercantiles, en esta situación de emergencia, puede ser perfectamente asumida por los 1700 juzgados de primera instancia de España (competentes hasta 2004 para su conocimiento) si se alivia de carga de trabajo a estos mismos juzgados de Primera Instancia.
Y es evidente que hay asuntos que esos juzgados tendrán que dejar de tramitar:
No se pueden seguir tramitando procesos que signifiquen el lanzamiento de ninguna persona, no ya porque pueda ser inhumano, sino porque una sola persona en la calle supone un problema sanitario inaceptable en este momento. Hay que parar durante estos primeros seis meses todos esos procedimientos, al igual que otros muchos y en la forma que señalaré a continuación.
Es preciso dotar de capacidades de gestión de procedimientos (procedures management) a Jueces y LAJ,s de forma que puedan adaptar determinados aspectos de los procedimientos a cada situación concreta, por ejemplo:
- Establecer el grado de urgencia de determinados procedimientos a fin de establecer un orden de resolución durante el período de urgencia. Los criterios pueden predeterminarse por el ministerio.
- Acordar el tipo de herramientas telemáticas que podrán usarse para teletrabajar o llevar a cabo videoconferencias con las partes.
- Ampliar o reducir plazos procesales en determinadas circunstancias así como suspender temporalmente la tramitación de ciertos procedimientos.
Con estas medidas se liberararían recursos de los juzgados de Primera Instancia que, dedicados a los asuntos mercantiles, permitirían absorber la primera onda del tsunami de asuntos y salvar así el tejido industrial español.
Por lo que respecta a la jurisdicción social la tarea es más ardua pero no queda otro remedio que adscribir juzgados, jueces funcionarios y recursos a la misma durante estos primeros y decisivos meses, de otra forma el riesgo de que una gran parte de la población no reciba respuesta a tiempo a sus demandas es altísima y, si tal respuesta no se produce, las consecuencias sociales son imprevisibles. (No es necesario recordar el ejemplo de la PAH impidiendo actuaciones judiciales por la fuerza en el marco de una crisis muchísimo menor).
Muchas otras medidas son precisas (y no es la menor de ellas un respeto exquisito por las funciones de la abogacía y la procura y su derecho a la conciliación de la vida profesional y familiar) pero, estas que te he señalado, o se adoptan inmediatamente o las demás ya no tendrán sentido pues habremos perdido la batalla.
Aprovecho para ofrecerte toda mi ayuda y aquella otra de la que, en la medida de mis posibilidades, pueda proveerte en una tarea de esa especie y con esos fines. Si no son esas las finalidades lo lamentaré mucho.
Recibe un cordial saludo y espero que las medidas que se adopten el martes no sean las que andan aireando sedicentes representantes de la abogacía.
Un saludo y suerte.
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