Obviando la obviedad

Ayer, molesto con un concreto personaje público, experto en solemnizar lo obvio, escribí un post en facebook expresando mi malestar con esas formas de proceder y debo decir que me equivoqué. Las cosas que no nos gustan no son necesariamente malas y menos en este caso pues, en el fondo, todos somos citadores de obras conocidas.

Escribí hace poco que los seres humanos, más que a la inteligencia, debíamos nuestro éxito como especie a la cultura y traté de ilustrarlo con el ejemplo del pulpo. Estoy firmemente convencido de que es así, ningún ser humano en el fondo inventa ni crea nada, simplemente aprovecha lo que crearon personas que vivieron antes que él («subirse a hombros de gigantes» dijo Newton en cita conocidísima y que cito aquí como penitencia) y es de ahí de donde saca la aparente «novedad».

Piense en cualquier cosa, por ejemplo en un rock, si alguien le dice que «ha compuesto un rock» ¿hasta dónde ha hecho algo novedoso y hasta dónde ha copiado?. Ese compositor, sin duda, no inventó el compás de cuatro por cuatro, ni la escala pentatónica, ni la progresión armónica I-IV-V, ni la sucesión de doce compases característica de un rock and roll. Si este «compositor» dice que ha compuesto un rock es porque ha tomado todos esos elementos preexistentes y los ha mezclado de forma parecida a como los mezclaron otros autores que compusieron antes que él y que dieron lugar a ese género.

Lo que ha hecho este compositor —lo que casi siempre hacemos todos— es tomar lo que otros gigantes hicieron anted que nosotros, remezclarlo y llamar «nuevo» a lo que ya estaba inventado. Véalo así: si a usted y a mí nos dan un chusco de pan, un cuchillo y un chorizo no tardaremos mucho en descubrir el «bocadillo de chorizo» pero ¿hemos inventado algo en realidad?

Nuestras vidas se parecen enormemente las unas a las otras, somos iguales casi al 100% y pocos pueden decir que sean originales: todos somos una repetición de algo.

Incluso el post de ayer no es más que una cita ajena y recuerdo exactamente el momento en que leí esta cita en una biblioteca pública situada en donde ahora se encuentra ubicada la Asamblea Regional de Murcia, en Cartagena, en el Paseo de Alfonso XIII. La cita es de Ortega y Gasset y me impresionó: «evita decir lo obvio»; como todo lo que aprendes de niño se te impresiona fuertemente y te va convirtiendo en lo que al final acabas siendo. Me apliqué la cita con fanatismo infantil y durante mucho tiempo traté de no decir jamás lo obvio, hasta que descubrí que, lo que a mí me parece obvio, ni es obvio ni, por supuesto, es obvio para todos.

Sin embargo no he conseguido librarme de una cierta sensación desagradable cuando alguien me dice algo que estimo una obviedad, es una sensación como de que me tomase por tonto. Y puede ser así pero también puede no serlo. Esta sensación se me agudiza si el obvidicente es un político o un gobernante.

En fin, que todos somos una obviedad, una copia del ADN de otros seres humanos y una mezcla de la cultura de las personas verdaderamente geniales que nos precedieron. Es así como funciona la cultura, la vida y la evolución.

Gracias Glenda.

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