Cuando el jugador de ajedrez mira al tablero todos los datos posibles están al alcance de la vista, nada se le oculta, todo es transparente, por eso, me enseñó mi padre, se le llama el noble juego.
Sin embargo todos esos datos que están a la vista del jugador son inútiles si no sabe interpretarlos, si no es capaz de imaginar situaciones futuras y valorarlas…
En la vida, como en el auedrez, disponer de datos, incluso todos los datos, no servirá más que para ganar concursos de televisión o partidas de trivial pursuit porque lo decisivo es valorar esos datos, entenderlos en conjunto y ser capaz de imaginar futuros.
Los estados y los gobiernos nos atiborran de datos y con esto nos hacen sentir informados, nos abruman con datos y con esa sensación de tenerlo todo al alcance de la mano, a la distancia de un googleo en nuestro teléfono, somos felices.
Pero los datos son inocuos si las personas son incapaces de verlos en conjuntos, de valorarlos, de entenderlos, de convertirlos, como en las combinaciones de ajedrez, en material explosivo.
Es por eso que los estados sienten, cada vez más, aversión por la filosofía.
Completamente de acuerdo Don José. 👌