Esta va por ti Laura

Sería injusto que yo no escribiese ahora nada sobre Laura porque, sin haber conocido nunca a Laura, Laura De Los Santos Martínez ha representado cosas importantes en mi vida.

Laura era ese calendario que, con precisión de procuradora buena, llegaba por navidades para que yo pudiera contar los plazos al estilo de la vieja escuela, con cartón y rotulador. Su detalle no era ninguno de esos odiosos envíos masivos por whatsapp con los que personas que no te aprecian te hacen saber que no gastarán un segundo en ti. En los almanaques navideños de Laura unas manos humanas habían introducido un regalo en un sobre que cerraban con saliva de su boca. Laura era real.

Nunca vi en persona a Laura, pero la quise y la quiero.

Laura fue la mujer que, cuando estábamos en plena pelea contra las tasas, acudía a los actos públicos de las más importantes corporaciones con su camiseta negra y la estrella roja con la #T de la Brigada Tuitera, esa que reunió a los mejores corazones de la abogacía y la procura. Laura no peleaba por ella, o al menos no solo por ella, Laura peleaba por todos, por una justicia de todos en un país de todos.

España hoy es un país con más injusticias que en 2013 cuando la Brigada comenzó a cabalgar y sin embargo, hoy, Laura ya no puede seguir ganándose la vida como la procuradora que fue durante su vida activa y las circunstanias la obligan a dejar la profesión a la que ha dedicado su existencia para buscar su sustento no sé bien en qué nuevos territorios de caza.

Es sorprendente.

Es sorprendente que, en un país donde el número de procedimientos aumenta año a año, para abogados y procuradores sea cada vez más complicado ganarse la vida. Es sorprendente que, en lugar de trabajar porque exista una administración de justicia capaz de resolver en un tiempo razonable cualquier demanda de justicia de los ciudadanos, lo que se trabaja es por evitar que los asuntos lleguen a ella. Es sorprendente que, lejos de garantizar una justicia de calidad para todas las partes en un proceso, se asuma que existe una justicia low-cost para pobres y una justicia «gold» para ricos y corporaciones.

Nuestra constitución empieza con las siguientes palabras: «La nación española deseando establecer la justicia…» y parece que aquí ya nadie cree ni en la constitución ni en el primer anhelo de los españoles que en ella se recoge.

Laura deja la profesión a la que ha dedicado su vida no porque no sea una magnífica profesional sino porque quienes han gobernado y gobiernan esta nación son unos políticos deleznables.

Por eso sería injusto que yo no escribiese hoy de Laura, una de las nuestras, una de esas profesionales que, ademas de hacer su trabajo, aún tuvo el coraje de pelear por los derechos de todos los españoles comprometiendo su esfuerzo y su imagen.

Ninguno de todos esos que se reparten entre ellos la bisutería jurídica con que se premian las amistades y las influencias en las altas esferas van a hacer justicia a Laura, por eso, hoy, me apetece entregarle una de esas condecoraciones con las que los juristas agradecemos a nuestros compañeros y compañeras que exIstan y sean como son; hecha de una aleación de cariño, admiración y respeto hacia ti, Laura, uno de los mejores sables que jamás tuvo ni tendrá la Brigada.

Va por ti Laura y espero que no te moleste: siempre procuradora en mi alma y en mi mente.

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