Los medios antiguos han sido incapaces de cubrir el fenómeno. Escribiendo al dictado del interés de sus dueños han hecho que Twitter se haya convertido en el único medio donde se puede encontrar información de calidad. Tras la primicia de la captura de Bin Laden y la narración en directo del ataque, ahora la cobertura de los hechos de la ultima semana dada por twitter debería llevar a reconsiderar el papel de algunos periodistas y de el tipo de periodismo que ahora se hace en España.
Grognards
Dicen que Napoleón tenía una sensibilidad especial para comprender la sustancia de que estaban hechos sus hombres.
A ellos los llamó grognards (gruñones).
Un grognard era un soldado, pero no un soldado cualquiera: Tenía que haber pasado más de diez años a su lado. En cierto sentido no eran soldados ejemplares y él lo sabía: Cuando habían de marchar se quejaban, cuando iban a por el rancho murmuraban, cuando les pagaban la soldada volvían a gruñir; pero Napoleón sabía que, llegado el momento, ellos darían la vida por un trozo de tela teñida de colores. Con ellos se paseó por Europa de Campoformio al Beresina, desde Egipto hasta Moscú…
Hoy estamos aquí para colocarles una insignia de plata. Llevan con nosotros 25 años y les conocéis a todos.
Una advertencia para los nuevos y los que acaban de jurar: No les creais cuando habléis con ellos. Si les preguntáis por cómo va la Administración de Justicia dirán que mal. Si les habláis acerca de una próxima reforma que puede mejorarla os dirán que será aún peor. Dirán que no saben por qué son abogados. Jurarán que no volverán a llevar un pleito si antes no se les paga una sustanciosa provisión de fondos. Pero, llegado el caso y en defensa de la posición jurídica del más abyecto criminal, sacarán la Olivetti «año nueve», la atacarán con folios, papel carbón, azufre y salitre, y marcharán de derrota en derrota por todas las instancias hasta tomar Estrasburgo si es preciso. Y luego no justificarán el turno de oficio.
Hay mucha gloria en ellos.
Por eso hoy el Colegio de Abogados de Cartagena llama a filas de su particular legión de honor a la leva de 1985. Señor Secretario, vaya llamando al estrado a los convocados por el orden fijado y sin que ello indique preeminancia alguna.
La Ciudad de la Justicia de Valencia o el Nuevo Interiorismo Judicial Valenciano
Recientemente he revisitado la llamada «Ciudad de la Justicia» de Valencia y como desde que soy decano vivo pegado a la Blackberry, me animé a hacer unas fotos con ella para exhibir a mis compañeros de Cartagena y de la Región de Murcia las condiciones en que se impartía Justicia en tan moderno edificio. Lo que fotografié habla por sí mismo «res ipsa loquitur» y, si me lo permiten, quisiera compartirlo con ustedes.
Antes que nada y, para que se vayan situando, déjenme mostrarles un plano general del interior de la Ciudad de la Justicia de Valencia.

Aparentemente impresionante ¿verdad?. Sin embargo, no se dejen engañar por el especto exterior, el diablo se esconde en los detalles. Veámoslo. Continuar leyendo «La Ciudad de la Justicia de Valencia o el Nuevo Interiorismo Judicial Valenciano»
Mejor (ironía) cómprele un Garand

Un Garand es una herramienta notable. Desde 1936 hasta 1957 fue el fusil oficial de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, fue utilizado intensivamente en la Segunda Guerra Mundial, en la Guerra de Corea y, en menor medida, en la Guerra de Vietnam. A día de hoy sigue siendo utlizado en numerosos paises y si mira con atención las imágenes del telediario lo puede ver en uso en los rincones más apartados del planeta.
En manos de «Clint Eastwood» resultó un poderoso argumento persuasivo en «Gran Torino». Perfectamente capaz de disparar ocho balas sin recargar y reventar a un búfalo a 550 metros; dada su alta eficacia, no es extraño que el general George Patton se refiriese al M1 Garand como «La mejor herramienta de guerra jamás creada». Ahí es nada.
Pues bien, a día de hoy, en España usted puede comprar un Garand (o un Mauser, o un Mosin Nagant) si dispone de licencia de caza. No está nada mal. Supongo que para cazar elefantes o ballenas, mamíferos propios de la fauna ibérica.

A cualquiera le chirría que un cacharro de esa especie pueda comprarse en tales condiciones pero eso es normal (ironía) si consideramos que el Código Penal sólo debe castigar las conductas más indeseables y esta, por lo visto, no lo es, sobre todo si la comparamos con la maldición del siglo XXI (nótese una vez más la ironía): La copia ilegal de canciones o archivos.
Sí, señoras y señores, sí; conforme al artículo 270.3 del Código Penal:
«Será castigado también con la misma pena (prisión de seis meses a dos años y multa de 12 a 24 meses) quien fabrique, importe, ponga en circulación o tenga cualquier medio específicamente destinado a facilitar la supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo técnico que se haya utilizado para proteger programas de ordenador o cualquiera de las otras obras, interpretaciones o ejecuciones en los términos previstos en el apartado 1 de este artículo.»
Esto es, que lleve usted cuidado, que igual su hijo tiene un programa en el ordenador de esos que le sirven para desproteger videojuegos y tiene usted un drama en la familia. Mejor cómprele un Garand, total, solo sirve para matar, cosa de poca monta y, además, estará usted más seguro/a: Aún no se conoce que disparar unas balas haya vulnerado jamás un derecho de autor, que es lo que es verdaderamente importante aquí en España.
Conclusión: Tener un programa de ordenador es delito, tener un fusil de guerra no lo es.
PD. ¡Ultimas Noticias! Se ha descubierto que hasta hoy vulnerar el copyright no ha causado ninguna muerte.
Proto-lenguajes y proto-religiones

Fue más o menos en el siglo XVIII cuando los hombres se dieron cuenta del gran parecido que guardaban entre sí muchas palabras usadas en los más diversos idiomas desde las costas de Irlanda hasta el subcontinente indio. Tal coincidencia les llevó a sospechar que todos los idiomas que presentaban esas semejanzas debían provenir de un único idioma que la humanidad habría hablado en algún momento del pasado remoto.
Con ese convencimiento un buen número de personas se dedicó a investigar la historia de las palabras que presentaban semejanzas en los diferentes idiomas y, gracias a ello, se pudo establecer que todos los idiomas del mundo provenían de unas pocas proto-lenguas que fueron clasificadas y nombradas. Gracias a ese estudio se pudo determinar de qué forma habían evolucionando las palabras en cada una de las lenguas derivadas de la proto-lengua madre y, lo que es más asombroso, al fijarse los métodos de evolución de las palabras, pudo andarse el camino inverso y reconstruir la protolengua perdida de forma que algunos de estos sabios se sintieron tentados a escribir textos en la protolengua así reconstruída.
August Schleicher en 1868 fue el primer académico que compuso un texto en protoindoeuropeo; el texto, una fábula, se titula Avis akvāsas ka (‘la oveja y los caballos’).
Pero no fue Schleicher el único que se sintió tentado para escribir textos en el antiguo idioma protoindoeropeo, otros científicos encararon el mismo reto y, por lo que a mí respecta, particularmente interesante me resulta el intento de traducir a protoindoeuropeo el relato «El rey y el dios» (en idioma protoindoeuropeo: rēḱs deiwos-kʷe). Continuar leyendo «Proto-lenguajes y proto-religiones»
Homeostasis: ¿Estuvo usted presente cuando su madre le dio a luz?
Si uno se toma la molestia de buscar en la wikipedia el término “muerte” se encontrará con que, en la versión española, la muerte es definida, en esencia, como “la extinción del proceso homeostático y por ende el fin de la vida.”
La muerte, según esta definición, es el suceso obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) contenido en los núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa.
Así pues, la homeostasis es el sustento de eso que llamamos “vida” pero, ¿qué es en realidad la homeostasis?
Homeostasis (Del griego homos (ὅμος) «similar», y estasis (στάσις) «posición», «estabilidad») es la característica de un sistema abierto o de un sistema cerrado, especialmente en un organismo vivo, mediante la cual se regula el ambiente interno para mantener una condición estable y constante. Los múltiples ajustes dinámicos del equilibrio y los mecanismos de autorregulaciónhacen la homeostasis posible. El concepto fue creado por Walter Cannon y usado por Claude Bernard, considerado a menudo como el padre de la fisiología, y publicado en 1865. Tradicionalmente se ha aplicado en biología, pero dado el hecho de que no sólo lo biológico es capaz de cumplir con esta definición, otras ciencias y técnicas han adoptado también este término.
Personalmente el concepto de homeostasis no me interesa tanto en su aspecto fisiológico como en su aspecto sistémico, concretamente como método para determinar si un sistema dado podemos decir que está “vivo” o “muerto”.
Lllegué a saber que existía el concepto de homeostasis a través de la lectura de un libro imprescindible para cualquiera que quiera entender la sociedad de la información, “The human use of human beings”, publicado por el matemático Norbert Wiener en 1950 y que es un verdadero manifiesto fundacional de la sociedad de la información.
Conforme a las ideas de Norbert Wiener, la individualidad de un ser reside en una determinada forma compleja, no en una sustancia inmutable. Para entender un organismo, éste debe considerarse como un patrón que se mantiene a través de la homeostasis. (…) Mientras que los materiales que componen un ser vivo pueden ser constantemente sustituidos por otros casi idénticos, un organismo sigue funcionando con la misma identidad en tanto que el patrón que lo defina se mantenga lo suficientemente intacto. Estos patrones pueden ser transmitidos, modificados o duplicados y son, por tanto, un tipo de información.
El pensamiento de Norbert Wiener subraya la importancia de la forma (patrón) frente a la materia. Un ser vivo, como el hombre por ejemplo, renueva completamente los materiales de que está construido más o menos cada 10 años. Pensemos que los glóbulos rojos sólo viven unos 120 días, las células que recubren el estómago y las de la epidermis un par de semanas y que cada tejido tiene su tiempo de renovación. Por eso un científico sueco, Jonas Frisen, ideó una técnica para datar las células del organismo humano y llegó a una conclusión del máximo interés: Sólo las neuronas de la corteza cerebral, y pocas más, parece que duran hasta la muerte aunque nuevos descubrimientos en materia de neurogénesis, ponen en cuestión la total exactitud de esa afirmación.
La producción de nuevas neuronas tras el nacimiento fue negada hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XX. Hoy día se sabe que tanto las neuronas como las células gliales se siguen produciendo por la diferenciación de células madre durante toda la vida de los organismos.
La neurogénesis fue detectada por primera vez por el científico y biólogo español José Manuel García-Verdugo en lagartos. A partir de este descubrimiento se detectó en mamíferos como los humanos. Además también descubrió junto al investigador Arturo Alvarez-Buylla, de la Universidad Rockefeller, las células responsables de dicha neurogénesis.
En humanos la generación de nuevas neuronas se ha constatado y descrito en diferentes zonas del sistema nervioso: el bulbo olfatorio, el hipocampo y en diferentes áreas de la corteza cerebral. También se ha descrito esta neurogénesis en la región prefrontal, que controla el proceso de ejecución de decisiones y que está involucrada en la memoria a corto plazo; también en la región temporal inferior, que actúa en el reconocimiento de caras u objetos y en la región parietal posterior, importante en la percepción de relaciones espaciales y de la imagen corporal.
Y si las células humanas se regeneran no debemos olvidar tampoco que estas mismas células son organismos vivos que renuevan constantemente sus propios componentes moleculares para mantener su equilibrio homeostático.
Llegados a este punto permítanme abandonar la fisiología y que vuelva a formularles la pregunta -una boutade, como de costumbre- que da título a este post. ¿Estuvo usted presente en su propio nacimiento? Continuar leyendo «Homeostasis: ¿Estuvo usted presente cuando su madre le dio a luz?»
Venganza
Tradicionalmente la venganza ha tenido mala prensa. Casi todas las religiones y tratados morales suelen condenarla y, sin embargo, tengo para mí que en ella debemos buscar una buena parte de lo que el ser humano entiende por justicia. Continuar leyendo «Venganza»
Orgullosos como los monos
En 2003 se publicaron los resultados de un curioso experimento con primates llevado a cabo por la universidad estadounidense de Emory. Sarah Brosnan y su colega Frans de Waal (quizá el más reputado primatólogo de la actualidad) realizaron un experimento para tratar de aclarar si el sentido de justicia es un comportamiento producto de la evolución humana o el resultado de las reglas que se establecen en la sociedad.
Para ello entrenaron a un grupo de primates a los que enseñaron a intercambiar fichas por comida o a realizar trabajos para obtener comida: Los experimentadores daban a los primates un pedazo de pepinillo a cambio del «pago» de una de esas fichas o de la realización de alguna tarea. Lo sorprendente fue que, cuando uno de los primates recibía a cambio de la ficha o tarea en lugar del trozo de pepinillo una uva (un manjar mucho más apetitoso), el resto de los primates que habían recibido el acostumbrado trozo de pepinillo no sólo se negaban a cooperar sino que incluso se negaban a comer.
Esta conducta de los monos, desde el punto de vista de la teoría de juegos es irracional pues, evidentemente, es mejor recibir un trozo de pepinillo que no recibir nada y, sin embargo, de acuerdo al estudio publicado en la revista Nature, los monos se ofendían cuando veía que uno de sus compañeros recibía un premio que consideraban más apetitoso que el suyo a cambio del mismo trabajo o de la misma cantidad de fichas. El experimento se realizó con monos capuchinos separados en parejas y el experimento consistió, precisamente, en premiarlos de diferente manera por una misma tarea, bien fuera dándoles uva en lugar de pepino o, simplemente, no pagando su trabajo.
Los monos, cuando percibían la desigualdad del pago, a veces ignoraban la recompensa y otras veces la aceptaban para después, muy dignamente, tirarla. Curiosamente Continuar leyendo «Orgullosos como los monos»
Buenos como las ratas
En 1959 el psicólogo norteamericano Russell Church entrenó a un grupo de ratas para que obtuviesen su alimento accionando una palanca que colocó en su jaula, palanca que, a su vez, accionaba un mecanismo que le dispensaba a la rata que lo accionaba una razonable cantidad de comida. Las ratas aprendieron pronto la técnica de accionar la palanca para obtener comida y así lo hicieron durante un cierto período de tiempo.
Posteriormente Russell Church instaló un dispositivo mediante el cual, cada vez que una rata accionaba la palanca de su jaula, no sólo recibía comida sino que, además, provocaba una dolorosa descarga eléctrica a la rata que vivía en la jaula de al lado. En efecto, el suelo de las jaulas estaba hecho de una rejilla de metal que, cuando se accionaba la palanca de la jaula de al lado, suministraba una descarga eléctrica a la ocupante de la jaula fuera cual fuera el lugar de la jaula en que estuviese. Ni que decir tiene que ambas ratas, la que accionaba la palanca y la que recibía la descarga, se veían perfectamente pues estaban en jaulas contiguas.
Lo que ocurrió a continuación fue sorprendente. Continuar leyendo «Buenos como las ratas»
Envidia
¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué de deleite consigo; pero el de la envidia, no trae sino disgustos, rencores y rabias.
(Miguel de Cervantes. El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Segunda parte. Capítulo VIII «Donde se cuenta lo que le sucedió a don Quijote yendo á ver á su señora Dulcinea del Toboso»)
envidia.
(Del lat. invidĭa).
1. f. Tristeza o pesar del bien ajeno.
2. f. Emulación, deseo de algo que no se posee.
(Real Academia Española. DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA – Vigésima segunda edición)
Ningún sentimiento tiene, probablemente, peor prensa que la envidia; tan es así que el papa San Gregorio Magno (*ca. 540 en Roma – †12 de marzo de 604) incluyó a la envidia entre los denominados «pecados capitales», expresión que, por cierto, no se refiere a la magnitud del pecado sino a que el mismo da origen a muchos otros pecados. Sin embargo, no quiero tratar aquí la envidia desde un punto de vista moral o religioso, sino desde un punto de vista, digamos, más naturalista, tratando de entender las razones por las cuales esta tristeza o pesar del bien ajeno es universalmente censurada por todas las culturas.
Resulta llamativa la universal censura de la envidia porque, en principio, nada podría parecer más natural ni más concorde con la naturaleza humana que desear bienes o capacidades que no se tienen (se ha hablado en este punto incluso de «envidia sana») y no parece que podamos dudar del hecho de que, si el ser humano adquiere nuevos bienes o capacidades, es porque antes los ha deseado. Y si esto es así, como lo es, ¿qué podría haber de malo en este deseo?.
Tal planteamiento individualista ha llevado a los hombres a caracterizar cuidadosamente este deseo de los bienes ajenos para distiguir la envidia-vicio de la envidia-virtud y, en éste sentido, se ha conceptuado la envidia-vicio como aquella que produce «tristeza» o aquella que nos lleva a desear el mal de la persona envidiada y la envidia-virtud aquella que tan solo nos empuja a esforzarnos por adquirir aquellos bienes o cualidades a los que es lícito aspirar sin que ello implique el deseo de privar de los mismos a sus actuales poseedores ni desearles a los mismos mal alguno.
Esta caracterización de la envidia es producto, en mi sentir, de una comprensión parcial de la naturaleza humana pues contempla únicamente al hombre como individuo aislado y no como el animal gregario que es en realidad.
Tengo para mí que es imposible comprender al ser humano si no asumimos que en el mismo hay una mezcla inextricable de instintos individualistas y gregarios. El hombre pertenece a un antiquísimo linaje -los hominidos– que, desde hace unos 6 millones de años, han sido animales gregarios y, durante esos 6 millones de años, sus instintos han evolucionado de modo que, junto a los naturales instintos reproductivos y de conservación propios de cada indivíduo, coexisten de forma inextricable los instintos propios de los animales gregarios. Observar los unos olvidando los otros nos conduce casi siempre a observaciones erróneas. La observación de conjunto es, pues, en este punto, fundamental.
Los animales gregarios son animales que cooperan y la cooperación, como ya hemos visto en otros post de este blog, se funda en la existencia de conductas altruistas (o aparentemente altruistas) que reportan a los indivíduos que las practican ventajas evolutivas. Como ya hemos visto también en otros post de este blog la aparición de conductas altruistas es algo pefectamente natural y que se explica convincentemente a través de la teoría de juegos.
Es por eso imprescindible volver a referirnos en este punto a los trabajos de Robert Axelrod y, en particular, a su libro «The evolution of Cooperation» resultando, para mí, especialmente sugerente en este punto el capítulo 7 del mismo, titulado «cómo elegir eficazmente». Continuar leyendo «Envidia»







