Mi amigo Joludi me llama la atención sobre un artículo del MIT (Massachussets Institute of Technology) que trata de predecir cómo será nuestra vida desde ahora hasta que dispongamos de una vacuna contra el coronavirus Covid-19, algo que, según la mayoría de los expertos no ocurrirá hasta bien entrado el año 2021, como poco. Un año entero durará esta emergencia; así pues, mentalícese y váyase preparando.
Mientras leo el artículo tomo notas y trato de aplicar lo que leo a mi propia situación personal, reflexiones que comparto por si a alguien le resultasen de algún valor.
Estrategia de lucha previsible contra la pandemia
Para evitar que los sistemas sanitarios colapsen —dice el artículo— la pandemia debe avanzar a un ritmo lento hasta que suficientes personas se hayan contagiado para así lograr o bien la llamada «inmunidad de grupo» (suponiendo que la inmunidad dure años, algo que, desde luego, aún no sabemos) o bien hasta que se descubra una vacuna, algo que no sucederá, como pronto y si es que llega, hasta 2021.
¿Y qué sucederá entretanto?
Hasta tanto, mientras haya una sola persona en el mundo con el virus, los brotes se seguirán produciendo si no ponemos los controles precisos y eso significa medidas de alejamiento social. Pero ¿cuál es la estrategia adecuada de «alejamiento social»? Cito textualmente el artículo de que trae causa este post:
En un reciente informe, los investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) propusieron una forma de actuación: imponer medidas de alejamiento social más extremas cada vez que los ingresos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) empiezan a aumentar, y suavizarlas al reducirse la cantidad de las personas ingresadas.
El gráfico con el que lo explican es el siguiente:
La línea naranja representa a los ingresados en UCI. Cada vez que se eleva por encima de un umbral, por ejemplo, 100 a la semana, el país cerraría todas las escuelas y la mayoría de las universidades e impondría el confinamiento social. Cuando los ingresos vuelven a caer por debajo de 50, esas medidas se levantarían, pero las personas con síntomas o cuyos familiares tuvieran síntomas deberían seguir en sus hogares.
¿Qué se considera como «alejamiento social»? Los investigadores lo definen así: «Reducir el contacto fuera del hogar, en la escuela o en el lugar de trabajo en un 75 %». Eso no significa que haya que salir con los amigos una vez a la semana en lugar de cuatro veces, sino que todos harían lo máximo posible para minimizar el contacto social, lo que, en general, reduciría el número de contactos en un 75 %.
Según este modelo, los investigadores concluyen que el alejamiento social y el cierre de escuelas deberían producirse aproximadamente dos tercios del tiempo, es decir, dos meses sí y uno no, hasta que haya una vacuna disponible, algo que no se espera, como mínimo hasta dentro de 18 meses.
El panorama es, pues, desalentador.
Y ¿no es posible estar más tiempo confinados y evitar así este ciclo de confinamientos hasta alcanzar la vacuna o la inmunidad grupal?
Al parecer no sería eficaz.
Según el modelo de estos investigadores, esa estrategia no lograría resolver el problema. Sin el alejamiento social de toda la población, el modelo predice que, incluso la mejor estrategia de mitigación, que significa aislamiento o cuarentena de los enfermos, de los ancianos y de los que han estado expuestos, además del cierre de escuelas, aún provocaría un aumento de las personas gravemente enfermas ocho veces mayor de lo que podría soportar el sistema de EE. UU. o de Reino Unido. (Esa es la curva azul más baja en el gráfico a continuación; la línea roja plana es el número actual de camas en UCI.) Incluso si las fábricas empezaran a producir más camas y respiradores y todas las demás instalaciones y suministros, aún harían falta muchos más médicos y enfermeras para atenderlos a todos y ofrecen este gráfico para visualizar las previsiones de su modelo:
¿Y si solo se imponen restricciones durante unos cinco meses? (copio del artículo que cito)
Tampoco serviría: cuando se levantan las medidas, la pandemia vuelve a estallar, solo que esta vez sería en invierno, el peor momento para los sobrecargados sistemas sanitarios.
Esta sería la gráfica.
Esto no es una alteración temporal. Se trata, como dice el artículo, del inicio de una forma de vida completamente diferente y es en esa forma de vida «completamente diferente» que, como poco durará un año, donde trato de pensar qué deberemos hacer los abogados independientes si queremos sobrevivir.
Una forma de vida diferente
Esta nueva forma de vida lleva aparejadas consecuencias muy importantes para los diversos sectores económicos. Veámoslo.
Menos es más. Lo pequeño es más resistente que lo grande.
A muy corto plazo este nuevo estilo de vida será muy perjudicial para los negocios que dependen de reunir a grandes cantidades de personas: restaurantes, cafeterías, bares, discotecas, gimnasios, hoteles, teatros, cines, galerías de arte, centros comerciales, ferias de artesanía, museos, músicos y otros artistas, centros deportivos (y equipos deportivos), lugares de conferencias (y organizadores de las mismas), cruceros, aerolíneas, transporte público, escuelas privadas, guarderías.
Bien, menos es más, nosotros, abogados independientes, formamos, lo queramos o no, una red distribuida de servicios legales y eso es bueno. Nosotros no concentramos trabajadores en un sólo punto y, al igual que la pandemia es letal para los centros comerciales basados en importantes aglomeraciones de gente, lo es también que las redes distribuidas la soportan mejor: buenas noticias pues para el pequeño comercio de proximidad, malas para los centros comerciales; buenas noticias para los despachos pequeños, malas para los grandes. Lo siento muchachos.
Los ricos lloran menos: hay que aguantar el primer golpe.
Esta crisis va a ser muy difícil de soportar para quienes hayan contraído importantes obligaciones financieras pues no podrán resistir la bajada de ingresos ni tampoco para quienes no tengan ahorros suficiente para lidiar con los cambios en sus ingresos. Ahí nos pillaron a los pequeños. Suponemos que los grandes tienen más caja pero no conocemos sus obligaciones de forma que ¿quién sabe?.
Padres con hijos, con personas en relación de dependencia, etc. sufrirán problemas añadidos pero no hay nada que un padre y una madre trabajando en equipo no superen. Todavía nadie ha inventado un equipo que juegue mejor que ese, de forma que, quizá ahora, alcancéis a entender mejor por qué os elegisteis para vivir juntos.
Todos los despachos los forman personas de forma que este último párrafo vale para todos.
Así pues, para poder continuar, vamos a necesitar aguantar el tirón inicial ¿podremos?. En situaciones de crisis las personas físicas ayudan más y mejor que las jurídicas, quiero decir, tu familia te ayudará más y mejor que un banco, recuerda que tienes pocas necesidades, un tanto más a favor de los pequeños.
Reducción de movilidad
La pandemia va a provocar importantes restricciones de movilidad en las personas por lo que cualquier red distribuida de servicios va a soportar mucho mejor el golpe que cualquier red centralizada. Los despachos pequeños cubren los 433 partidos judiciales de España, los grandes apenas 50 ó 60. Goleada de los pequeños.
Conclusiones provisionales
Afortunadamente nuestro negocio no es como los cines, o los espectáculos deportivos, somos una raza de personas solitarias o casi solitarias que no han caído en el error de la hiperespecialización; disponemos, pues, de habilidades en muchos campos lo que nos garantiza sobrevivir. Pero sobrevivir solo no significa que no sea necesaria una coordinación. Formamos, lo queramos o no, una red distribuida de servicios jurídicos y esa es nuestra fuerza. Si somos capaces de tomar conciencia de ello y demostramos que somos capaces de cooperar y de ayudarnos unos a otros a superar esta crisis veremos un renacer de una abogacía con la que, inanes y oscuros políticos y pseudopolíticos, han pretendido acabar.
Así pues me gustaría mandarte un mensaje de optimismo y decirte que no te preocupes demasiado si el presente es malo porque, lo seguro, es que el mañana es nuestro.
Hay muchas cosas por hacer: adelante.
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