Incapaces de soñar

Nací el 25 de febrero de 1961. El 12 de abril de 1961 la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) lanzó al primer ser humano al espacio y el 25 de mayo de ese mismo año el presidente John F. Kennedy anunció que antes de que acabase la década los Estados Unidos colocarían un hombre en la luna y lo devolverían sano y salvo a la Tierra.

De todo esto han pasado 60 años. Cuando yo nací la nueva frontera era el espacio y la humanidad buscaba su lugar en ella.

¿Por qué habrían los soviéticos de colocar seres humanos en órbita o los norteamericanos llevarlos hasta la luna?

Sé que ustedes me responderán que, en medio de la guerra fría, dominar el espacio era un objetivo estratégico demasiado evidente y sin embargo… Yo prefiero quedarme con la explicación que dio John F. Kennedy en su histórico discurso del 25 de mayo de 1961. Ir a la luna era algo tan disparatado e innecesario que resultaba absolutamente necesario para un país que veía como, por meses, su gran rival, la URSS, les ganaba uno tras otro todos los envites: Kennedy dio a los norteamericanos un objetivo común. El coste económico del proyecto, hoy día, es todavía difícil de imaginar.

Kennedy, además, tuvo el acierto de señalar la nueva frontera, la nueva tierra de promisión, que, al menos y durante las dos décadas siguientes sería el espacio hasta que, insensiblemente, fuese substituida por el ciberespacio, la nueva frontera donde, más prosáicamente apegada a la superficie de nuestro planeta, nos jugamos en este momento los derechos fundamentales de los seres humanos.

Más de sesenta años después volveremos a hacer lo que la humanidad hizo cuando yo solo tenía 9 años.

Ahora, que tengo 60, me gustaría ver que en mi ciudad o en mi país fuésemos capaces de fijarnos un objetivo común tan lejano e imposible como el que se fijo Kennedy. Porque sé que tenemos conocimiento, recursos y capacidad para llevarlo a cabo, y porque estoy harto de escuchar discursos sietemesinos de líderes que son incapaces ni siquiera de soñar.

La luna, el agua y la Región de Murcia

Leo que han detectado agua en la luna y no puedo evitar sentimientos encontrados. Me alegro, mucho, sí, soy un trastornado de la carrera espacial y es este un viejo sueño largamente acariciado pero, según me alegro, miro a mi alrededor y me invade la melancolía.

Vivo en un región sedienta de agua, vivo en una región donde Portmán y el Mar Menor nos gritan a la cara todos los días que somos unos inútiles. Somos capaces de alegrarnos de que el ser humano encuentre agua en la luna pero no somos capaces de movilizar a los muchos y buenos científicos que tenemos para, no sólo remediar, sino establecer procedimientos de recuperación del procomún en casos como los dichos de Portmán y el Mar Menor.

En la Región de Murcia la hemos cagado bien cagada, pero, con todo y con eso, la mayor cagada la estamos cometiendo en este momento, demostrando que somos incapaces de movilizar todos nuestros recursos para dar una esperanza al mundo en este tiempo de cambio climático y tragedia del procomún.

Tenemos una causa digna del esfuerzo de la humanidad en su conjunto y en el Paseo de Alfonso XIII son incapaces de liberarse de sus sietemesinas vendas políticas y pensar en grande, como seres humanos parte de una humanidad en peligro.

Sí, me alegra leer que han descubierto agua en la luna, pero, al mismo tiempo, me entristece saber que en el Paseo de Alfonso XIII esos hombres y mujeres a los que los partidos nos dicen que votemos son incapaces de encontrar la forma de ponerse de acuerdo.

Quizá sea ya tiempo de hacer algo.