Aún quedan jueces en Colombia

Ada Laleman es magistrada y trabaja en un juzgado especializado en el retorno de tierras. La violencia, las incursiones de guerrilla, narcoguerrilla, militares, paramilitares… hicieron a los campesinos abandonar sus tierras que, ahora, están en manos de quienes las usurparon. La ley permite a los campesinos ahora retornar a sus tierras pero una cosa es la ley y otra su cumplimiento. Hace diez años al abogado que interponía una demanda de este tipo muy a menudo se le asesinaba (hasta 800 llegaron a morir), hoy, simplemente, las sentencias pueden no ejecutarse nunca.

Personas como Ada Laleman, por esta causa, deben vivir perennemente con escolta y con el temor de ser objeto de un ataque violento; pero cumple con su deber incluso con la frustración de saber que, en muchos casos, sus sentencias serán ignoradas y eso —que siempre queda gente que cumple con su deber— es lo que hace que aún haya esperanza para Colombia.

Hispano

Conocí a Jorge Fandermole, el poeta y cantor argentino, escuchando cantar su «oración del remanso» a la tuna.

(Sí, ya sé lo que me van a decir… y yo les responderé lo que dijo hace cinco mil años el sabio egipcio Ptahotep a su hijo: «escucha incluso al necio, porque sólo aprende el que escucha»).

Y, hablando de escuchar, creo que tiene mucha razón Jorge Fandermole cuando nos dice que

«Forma de mis pensamientos,
sonar de una madre patria,
de la terrible conquista
ibérica y transatlántica
que me da el decir, me funda
con la primera palabra
hasta el adiós que suspire
cuando del mundo me vaya.

(…)

Y entienden mi canto en Lima,
en Santiago y en Caracas,
y todo el mundo lo entiende
desde México a Granada.
De Madrid a Buenos Aires
y de Rosario a La Habana,
si debo decir "te amo"
mi amor es en lengua hispana».

Y siento que tengo suerte de que, desde mucho más al norte del Río Grande hasta casi tocar la Cruz del Sur, pueda escuchar y entender a tantas gentes distintas, con tantos acentos distintos, de tantas razas distintas y con un idioma común para entender, vivir, amar y aprender.

«Cantando al sur del río Bravo
con entonación tan bella,
por la Cruz del Sur se ha dado
a volar hasta las estrellas,
y va dibujando el sueño
de Macondo a un Llano en llamas,
y habla el hidalgo manchego
con el Martín de la Pampa».

Y es por eso que —aunque aquí nos empeñemos en no saber cómo llamarle a esa forma de pensar, de amar y de entender la vida— a esto, por el mundo, le llaman español y es un vínculo que permite que la fraternidad humana se vea mucho más cercana cuando oyes pronunciar palabras como «hermana» o «amigo».

En español.

Nada cambia en la justicia española

Hace tiempo que en España hemos empezado a sentir que, al menos en justicia, da igual qué partido esté en el gobierno. En el asunto de las hipotecas, por ejemplo, si el gobierno de un partido estableció los tribunales especiales hipotecarios para alejar la justicia de los afectados y que disminuyese el número de jueces con tentaciones de presentar demandas prejudiciales, cuando el gobierno cambió de color, los otros, mantuvieron ese cambio como si no pasase nada.

En España, en justicia, rige una extraña política de casino donde, gobierne quien gobierne, siempre gana la banca. Las hipotecas fueron en su día una bandera que ahora ningún gobernante parece querer tremolar; una bandera que la doctrina, siempre amable con la banca de nuestro Tribunal Supremo trata de arriar.

Y si en el ámbito de las hipotecas sucede esto, en el de la administración de justicia ocurre otro tanto: tanto la izquierda como la derecha aspiran a implantar oficinas judiciales con amplias competencias procesales que sean dóciles a las instrucciones de sus jefes del Ministerio de Justicia porque, de este modo, desde el gobierno se aumenta el control de la administración de justicia hasta en sus más mínimos detalles. Los partidos le llaman amor (eficiencia), pero no se equivoquen, en realidad solo se trata de sexo (control); los sucesivos gobiernos, de uno y otro color, han insistido siempre en los mismos instrumentos de control de un poder que debería ser independiente: tribunales de instancia y oficina judicial, un cocktail ponzoñoso que unos y otros han tratado, sin distinción ideológica, de administrar a nuestra justicia, desde Gallardón a Pilar Llop.

Y si en lo anterior gobierne quien gobierne siempre quieren lo mismo, ya no les digo nada con el turno de oficio: da igual el partido que gobierne todos pagan tarde, mal y poco

Que ganen unos o que ganen otros, al menos en justicia, no significa nada pues siempre ganan los mismos.

Sin embargo leo hoy con esperanza que en Colombia, un país flagelado por todo tipo de calamidades, ha habido un cambio de tendencia en las elecciones presidenciales que, por primera vez en la historia, ha sacado del poder a una clase política que hasta ahora siempre lo había ocupado y ha llevado hasta él a otra que sugiere la llegada de un tiempo nuevo, inaugural, de paz posible y reformas necesarias.

Me da igual el color del cambio, solo deseo que le vaya bien a Colombia y encuentren los consensos necesarios porque, a estas alturas de la historia, les era imposible seguir igual.

Tocaba cambio. Quizá en España, al menos en justicia, también haga falta pero…

¿Qué ocurre cuando ningún partido quiere un cambio de verdad en justicia?

Dos abogados más asesinados en Colombia ¿Hasta cuándo seguirá este genocidio profesional?

Sin reponernos de la noticia por la muerte de dos Abogados en Armenia, se nos acaba de informar en la Fiscalia General de la Nacion, del Asesinato de DOS ABOGADOS MAS, CUATRO EN DIAS, HORAS, MINUTOS.

En Belen de Umbria Departamento de Risaralda aparecio asesinado y semi enterrado el abogado Eladio de Jesus Arenas quien ejercia como Personero( Representante del Ministerio Publico) de esa localidad.

Y en el Departamento del meta fue asesinado el Abogado Ricardo Rodriguez Cajamarca, Defensor de Derechos humanos.

Óscar Cortés Baena y José Luban Duque Jiménez: In memoriam.

La muerte sigue golpeando a nuestros compañeros abogados en Colombia, es difícil saber a estas alturas a cuántos han asesinado pero pasan de los ochocientos (sí 800) los abogados que han sido vilmente asesinados sin que se haya condenado a nadie por esos crímenes en la práctica totalidad de los casos.

Hoy lloramos a los Abogados Colombianos, Oscar Cortes Baena y Jose Luban Duque Jimenez. Abogados como nosotros; seres humanos como nosotros.

La noticia me ha llegado en un correo que me manda el abogado Sr. Don Feisal H. Buitrago, colombiano como ellos y miembro de la Federación Iberoamericana de Abogados. En un país donde hasta los psicólogos tienen colegiación los abogados mueren sin una organización que los defienda. Este genocidio profesional debe cesar y las autoridades deben localizar, detener y juzgar a los criminales: Es su responsabilidad. La nuestra es que las naciones civilizadas se lo exijan.

Les dejo con el correo de Feisal H. Buitrago.

Óscar Cortes Baena y Jose Luban Duque Jimenez: In memoriam.

«Colegas y amigos

Nuevamente informo a ustedes del asesinato, en menos de quince horas, de los Abogados Colombianos, Oscar Cortes Baena y Jose Luban Duque Jimenez, en la Ciudad de Armenia, Quindio.

No sabemos hasta cuando sera esta masacre y quien o en que Ciudad sera el próximo. Ya se ha informado que en la ciudad de Cali en solo siete meses del 2013, asesinaron a 11 Abogados y en Armenia, sino me equivoco van cinco en este Año, sumados a los de Bogota, Antioquia y el resto del país.

A la gravedad de estos hechos se suma que no tenemos Colegiatura Obligatoria, y menos aun un Colegio o Asociación de Abogados fuerte, seria y respetable, que tenga peso y representación para hacer estas denuncias y ser oídos en todas las instancias del Gobierno central. La gran prensa apenas registra estos hechos en sus paginas Judiciales.

Por ello a titulo individual lo hacemos a nivel Nacional e Internacional.

A solas y con dolor en el alma, seguimos escuchando a Beltorl Brecht

Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde. (Bertolt Brecht)

Hasta pronto amigos, si en que en esta Patria ensangrentada y en esta noble y Universal profesión aun podemos decirlo. Ejercemos bajo la amenaza permanente del tableteo de las ametralladoras

Feisal H Buitrago

«

Compañeros de Colegio

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Os echaremos de menos. De la Bocana a Bocagrande, de Cartagena a Cartagena. En Colombia asesinan a un abogado cada 9 días por el mero hecho de cumplir con su deber. Van ya 700, al menos 20 en Cartagena de Indias y nunca se acaban de investigar sus muertes.

Cuando muere un abogado en Cartagena (en cualquiera de las muchas Cartagenas del mundo) sentimos que asesinan a uno de los nuestros, a un compañero de ese colegio que es más que un lugar en el mapa. Porque la libertad no tiene más patria que el corazón de la gente. Que tengáis suerte, pronto estaremos allí. Cartagenas del Mundo. Cartagenas del Alma.

Abogados de las Cartagenas del Mundo

En Cartagena ya no disparan los cañones

 

En Colombia un abogado es asesinado codad 9 días. Soy abogado en Cartagena (España), ejerzo mi profesión con libertad e independencia y tengo un colegio que -de ver en riesgo esa libertad e independencia- estoy seguro que me respaldaría frente a cualquier intromisión.

En Colombia no existen los Colegios de Abogados. Para ser más exactos no existen como se conciben en España. Hay allí un centenar o más de Colegios, Círculos y Clubs de Abogados, de carácter privado y voluntario, sin ninguna o muy escasa incidencia en la actividad profesional y en la vida jurídica del país, enormemente rica, pero que se mueve por otros caminos y sin tener en cuenta las más de las veces a los abogados y su realidad profesional y personal.

Por eso, el próximo 1 de marzo los abogados de la Cartagena de España nos hermanaremos -aunque ya lo estemos en el corazón- con los de la Cartagena del otro lado del mar, la Cartagena de Colombia, la Cartagena del Caribe, la Cartagena de Indias.

Porque los sentimos compañeros y porque podemos ayudarnos. Merece la pena.