El Capitán Araña

En Cartagena, cuando yo era niño, el paradigma del sujeto despreciable era el llamado «Capitán Araña». Se decía que el «capitán araña» embarcaba a la tripulación para luego quedarse él en tierra. El «capitán araña» era, pues, ese sujeto miserable que ordenaba a las tropas marchar al ataque para quedarse él en el refugio, que pedía a otros que ayudasen o hiciesen obras de caridad mientras él no daba nada o llamaba a población a la honradez mientras él se lucraba con sus obvenciones.

Los niños de mi generación teníamos muy claro cuál era el paradigma de un héroe y cual el paradigma de un villano y, dicho esto, debo decirles que estos días no puedo soportar la visión de esta foto.

Quizá no leí los libros adecuados de niño, quizá no vi las películas correctas, quizá los héroes de mis tebeos jamás existieron en la vida real. A lo mejor todo aquello no era más que un engaño.

Los héroes de mis libros y tebeos eran tipos previsibles: Si la tropa pasaba hambre ellos pasaban hambre con la tropa; si el barco había de combatir ellos se plantaban en el puente en uniforme de gala y no colocaban a sus hombres en más peligro de aquel en que ellos mismos se colocaban; si, en fin, el barco se iba a pique, ellos eran los últimos en abandonarlo y eso siempre y cuando no les diese la petera de hundirse ellos con él.

Lo que nunca vi ni leí es que esos hombres comiesen caviar mientras la tropa ayunaba, mandasen sus hombres a la muerte mientras ellos huían o agarrasen el primer bote salvavidas cuando el barco amenazaba con irse a pique. Esas acciones no eran propias de estos hombres, esas acciones las llevaban a cabo los villanos, los malvados, los infames y repugnantes sujetos que ilustraban todo aquello que los niños debíamos odiar.

Esta noche, mientras trataba de dormir, he vuelto a ver esta foto en redes sociales y me me he vuelto a acordar de esto que escribí hace un tiempo, pues, mientras el toque de queda restringía los derechos de la población «ellos» (que a lo que se ve no son humanos y escapan a las normas y recomendaciones que ellos mismos hacen) se reunían a cara destapada para celebrar un sarao mientras encerraban a la población.

Sí, muy probablemente me educaron mal.

O a lo mejor no y los miserables son ellos. Y sí, en la fiesta estaba el ministro de justicia.

Capitanes Araña.

La luna, el agua y la Región de Murcia

Leo que han detectado agua en la luna y no puedo evitar sentimientos encontrados. Me alegro, mucho, sí, soy un trastornado de la carrera espacial y es este un viejo sueño largamente acariciado pero, según me alegro, miro a mi alrededor y me invade la melancolía.

Vivo en un región sedienta de agua, vivo en una región donde Portmán y el Mar Menor nos gritan a la cara todos los días que somos unos inútiles. Somos capaces de alegrarnos de que el ser humano encuentre agua en la luna pero no somos capaces de movilizar a los muchos y buenos científicos que tenemos para, no sólo remediar, sino establecer procedimientos de recuperación del procomún en casos como los dichos de Portmán y el Mar Menor.

En la Región de Murcia la hemos cagado bien cagada, pero, con todo y con eso, la mayor cagada la estamos cometiendo en este momento, demostrando que somos incapaces de movilizar todos nuestros recursos para dar una esperanza al mundo en este tiempo de cambio climático y tragedia del procomún.

Tenemos una causa digna del esfuerzo de la humanidad en su conjunto y en el Paseo de Alfonso XIII son incapaces de liberarse de sus sietemesinas vendas políticas y pensar en grande, como seres humanos parte de una humanidad en peligro.

Sí, me alegra leer que han descubierto agua en la luna, pero, al mismo tiempo, me entristece saber que en el Paseo de Alfonso XIII esos hombres y mujeres a los que los partidos nos dicen que votemos son incapaces de encontrar la forma de ponerse de acuerdo.

Quizá sea ya tiempo de hacer algo.

Tomaculum, lucanica y longanonis.

Los romanos llamaron a los embutidos «tomaculum» (tomaculum est tripa carnibus farta) o en otros casos, como el que nos ocupa, «lucanica», un embutido que se suponía originario de la región de Lucania y del que se ocuparon sabios personajes como Apicio o Cicerón. El hecho de que esta «Lucanica» se hiciese usando el intestino grueso del cerdo («longanonis» en latín) dió como resultado la ibérica longaniza que es lo que voy a cenar hoy.

España es un país que consume longaniza ya sea esta de pequeño, mediano o grueso calibre (salchichón, por mal nombre): desde Vich, pasando por Solsona (deliciosas sus llonganisses) hasta el rincón más extremo de la Extremadura, España es una unidad de destino en lo longanizal. Olvídense de Francia —cuyos embutidos son lamentables para el paladar que ha probado los de España—, abjuren de Italia, sus pompas y ostentaciones, destierren el salami de sus despensas y aténganse a la longaniza, salchicha o salchichón españoles. No encontrarán nada parecido.

El viernes pasado estuve en Lorca y no podía dejar pasar la oportunidad de aprovechar el buen hacer de los hombres y mujeres de aquel país, de modo que entré en una carnicería que conozco y en la que hasta el papel de envolver es artístico y me compré la longaniza, la imperial y el salchichón cocido que les muestro. El hombre que atendía la percha llamó a este último producto «catalana» y un mar de recuerdos de bocadillos infantiles y meriendas chusco en ristre se me vinieron a la cabeza; sí, yo pedía a mi madre bocadillos «de catalana» ¿cuándo olvidamos ese nombre los que vivimos fuera de Lorca?

Hoy me he determinado a cenarme parte de lo que agencié el viernes y, como siempre, los aromas antiguos me hacen evocar todas las cosas y dan un sabor especial a los platos.

Sólo una cosa me molesta ¿Por qué pondrían los romanos el nombrecito de «tomaculum» a un objeto en forma de salchicha?

Mejor no lo pienso. ¡A cenar!

No hay oposición en justicia

Tener un mal gobierno es una desgracia; tener un mal gobierno y una mala oposición es una tragedia y es en esta tragedia en la que está instalada la justicia de nuestro país desde hace años.Que tenemos un ministro de justicia y una política en justicia lamentables ya lo he contado en posts anteriores, pero, ayer, me encontré con un tuit del líder la oposición, Pablo Casado, que me reveló también que, si mala es la política del gobierno en materia de justicia, igual de mala es la política que preconiza el poco avisado líder de la oposición. Pero antes de entrar en harina dejemos que hable el citado: aquí tienen su tuit.

Sí, han leído bien, el aspirante a ser inquilino de la Moncloa pudo haber citado por ejemplo a Doña Margarita Mariscal de Gante, la ministra que reformó la LEC e introdujo la videograbación en la jusricia española, pero, en su lugar y sin experimentar molestia intestinal alguna el líder de la oposición prefirió a elegir a cuatro ministros perfectamente olvidables cuando no directamente reprobables y hasta en algunos casos efectivamente reprobados. El tuit del líder de la oposición, ya digo que sin sonrojo ni pudor, decía:

«Con los Ministros de Justicia Acebes, Michavila, Gallardón y Catalá defendemos un Poder Judicial independiente frente a las agresiones del Gobierno, reivindicamos el Pacto de Estado por la Justicia de 2001, y pedimos la despolitización de la Fiscalía y de la elección del CGPJ. https://t.co/rbFqhfEHVb »

Esto lo escribió y publicó sin vergüenza alguna el líder de la oposición y debiera experimentarla, porque sus palabras son no sólo erróneas —siendo piadosos en el adjetivo— en una parte, sino simplemente falsas en otra y finalmente injustas en lo que calla y a quienes olvida. No sé quién asesora al líder de la oposición en cuestiones de Justicia o si estas declaraciones se le han ocurrido a él solo pero, si son estas cuatro personas quienes le asesoran, ya podemos empezar a rezar porque el joven líder opositor jamás gane unas elecciones.

En el mundo es habitual que a los líderes alguien les escriba los discursos; en España, yendo un paso más allá, a algunos/as líderes/as, les escriben hasta las tesis doctorales por lo que no veo yo qué mal habría en que al líder de la oposición alguien le sugiriese ideas en justicia menos insensatas de las que se deja ir por tuíter. Analicemos el tuit porque no tiene desperdicio.

Afirma en primer lugar el líder de la oposición:

«Con los Ministros de Justicia Acebes, Michavila, Gallardón y Catalá defendemos un Poder Judicial independiente frente a las agresiones del Gobierno…»

No se ve enoticono alguno en el tuit que nos haga pensar que el líder está de guasa, cómico o ebrio, de forma que no nos deja sino tomar la peor ocpión: pensar que lo dice en serio.

Hablar de que esa cáfila a quien menciona el tuit defendió un Poder Judicial independiente es ignorar la realidad o tener muy poca vergüenza; permítanme, pues, que, piadosamente, me adhiera a la primera opción y les recuerde algunas cosas.

Cuando el Partido Popular ganó las elecciones en 2011 lo hizo comprometiéndose en su programa electoral (página 178, medida 11 en el capítulo dedicado a la justicia) a lo siguiente:

«Promoveremos la reforma del sistema de elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial, para que, conforme a la Constitución, doce de sus veinte miembros sean elegidos de entre y por jueces y magistrados de todas las categorías.»

Muchos les creyeron y les votaron pero allí estaba Gallardón quien, apoyado por una mayoría absoluta superlativa se sintió con derecho a mentir y traicionar a sus electores llevando a cabo una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial justo en sentido contrario al prometido y con la única finalidad de ejercer un mayor control político sobre el Consejo General del Poder Judicial.

¿Y es este señor de quién dice el líder de la oposición que debemos tomar ejemplo?

¿Y lo ha dicho sin desternillarse de risa o sin vomitar de vergüenza?

No necesito decirles que el sucesor de ese señor del que les hablo (es la forma en que en el partido del líder llaman a los caídos en desgracia) tampoco hizo nada por arreglar la trapisonda de su predecesor y así hasta el día de hoy en que ministros de uno y otro color han venido disfrutando de aquella tropelía.

La segunda parte del tuit es también de traca

«…reivindicamos el Pacto de Estado por la Justicia de 2001…»

Ese «pacto» no es de Estado, ese pacto es la tontina que firmaron los dos partidos que en 2001 se creían intocables para controlar la justicia a través de unas medidas (Nueva Oficina Judicial y Tribunales de Instancia incluídos) destinadas en esencia a aumentar su capacidad de influencia en la administración de justicia y a dejar sin justicia cercana a dos terceras partes de la población española. En próximas semanas dedicaré una serie de post (por cierto ya iniciada) al momio de los tribunales de instancia, por ahora básteme decir que todos los ministros de justicia, Gallardón y Campo incluídos, son fieles acólitos de aquella misa negra.

Si lo observan, entre reducciones de planta (Caamaño, Gallardón) o la búsqueda de la promoción de tribunales de instancia (Gallardón, Campo), las políticas en justicia de PP y PSOE son sistemáticamente iguales y predecibles con el libro negro a que hace referencia el líder de la oposición en la mano. Es por eso que, todos los ministros que salen en la fotografía del tuit y todos los ministros que pueda poner el PSOE desde 2001 son absolutamente prescindibles en la historia de la justicia española: porque todos han tratado de llevar adelante aquel pacto de control y sumisión de la justicia, esa administración que demostró ser la única capaz a poner coto a todo el demencial espectáculo de corrupción y depredación de caudales públicos por los partidos mayoritarios en los últimos 20 años.

Que no le engañen: en justicia, al menos en justicia, la política de los dos partidos mayoritarios es exactamente la misma en lo esencial y tiene un único fin desde 2001: controlar la administración de justicia.

Es por eso que resulta especialmente estomagante leer tuits como el de ayer, primero porque son falsedades y en segundo lugar porque nos sitúan en la peor posición posible: en la de un país que tiene un mal gobierno en justicia pero que ni siquiera puede hallar una mínima esperanza en la oposición.