Palmas


Esta tarde-noche se me ha tornado flamenca. Estoy en un teatrito delicioso  desde una de cuyas butacas escribo estas líneas: el teatro «Apolo» en «El Algar», construído en los años en que se forjaron los cantes de Cartagena y rodeado de buenos aficionados; «Cartagena canta» se llama el evento y en el deambulatorio cuelga el cuadro de Pedro Diego Pérez Casanova que ven en la imagen y titulado «En tu honor».

Nada hay tan simple y difícil a la vez como tocar las palmas, simple porque cualquiera es capaz de hacerlas, complejo porque muy pocos saben hacerlo bien; y, pensando en esto, pienso también en que esta facultad de tocar las palmas bien, pero sobre todo oportunamente y con criterio, hizo que el público se ganase el apelativo de «respetable».

Porque «respetable» no es el público que aplaude sin criterio cualquier cosa que ve u oye, es el que discrimina cuándo y a quién debe aplaudir; «respetable» es ese público al que no le dan gato por liebre y sabe distinguir lo auténtico de lo impostado, el grano de la paja, al cantaor del aficionado y al político de ley del farsante.

El público, el pueblo, «el respetable», dispone de pocas posibilidades para dejar sentir en directo su agradecimiento o su enfado, su aquiescencia o su indignación y, por eso, cuando veo ovaciones bobaliconas, agendadas, de esas que se dan «porque toca» al político, ministro o gobernante de turno, pienso que el público (el pueblo) está renunciando a ese primer recurso humano, ancestral y democrático que le dio la naturaleza para expresarse en libertad; ese recurso sencillo y complejo a la vez que hizo que se ganase el apelativo de «respetable».

Vamos a escuchar.

Déficit de vergüenza

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Darwin se quedaría estupefacto si contemplase a una parte significativa de la clase política española.

Ninguna emoción producía más intriga a Darwin que la de la vergüenza y los cambios físicos asociados a la expresión de esta emoción. Le sorprendía que el ser humano manifestase instintivamente su vergüenza, por ejemplo, ruborizándose; veía en esta reacción panhumana una amenaza para su teoría de la evolución pues ¿qué ventaja evolutiva puede aportar al ser humano el evidenciar ante el resto de la comunidad que ha obrado mal?

De la importancia de las emociones y su relación con la inteligencia no me ocuparé ahora, sólo les encareceré la lectura del libro «The emotion machine» de Marvin Minsky.

La clase política española parece coincidir con el inicial estupor de Darwin ante la vergüenza y su aparente inutilidad, pues, bien pensado, ¿para qué habría de servirle al político el que la comunidad supiese que ha obrado y obran mal? ¿Qué ganaría con ello?

Y tienen razón quienes así piensan, es verdad que ganarían poco, pues la vergüenza no es más que una de las formas en que el ser humano autorregula sus actividades en comunidad (Ruth Benedict) ajustando sus acciones a la conducta que se espera de él. La vergüenza, pues, es verdad que quizá no sea buena para el individuo, pero es indudablemente buena para la comunidad y es por eso que nuestra clase política (no toda, seamos justos) tiene razón cuando considera la vergüenza una emoción inútil y molesta, aunque, maticemos, solo es «inútil y molesta» para «ellos».

Afirmo a menudo que el déficit de España no es de naturaleza financiera; que en España no falta dinero, que lo que falta es vergüenza y mi convicción se reafirma cuando reviso los vídeos de las declaraciones que hicieron en su día todos esos políticos que luego fueron condenados por sus abyectas acciones. No se aprecia en ellos el más mínimo rastro de vergüenza: Sin rubor, sin bajar la cabeza, con voz firme y tonante, afirmaban su inocencia y acusaban de perfidia a quienes les mostraban las pruebas de sus delitos. Habían perdido la vergüenza.

Cuentan que al «Guerra» (el torero, no el ministro) alguien le preguntó una vez cómo era posible que a un banderillero que ambos conocían le hubieran nombrado Gobernador Civil de una provincia sureña, la respuesta del maestro la suscribiría el mismo Darwin: «Degenerando», dicen que dijo el maestro.

Porque nuestra clase política (con sus llamativas excepciones) ha logrado involucionar (degenerar) de tal forma que ha eliminado de su equipamiento biológico la emoción de la vergüenza, un complejo entramado psicosomático que la evolución tardó millones de años en diseñar e implementar. Y no sólo eso, ha logrado contaminar el cuerpo social. Así, si alguien les señala su desvergüenza le responderán que así somos todos los españoles desde tiempo inmemorial y que cualquiera de ellos que estuviese en su lugar haría lo mismo. Tal argumento es de una eficacia inmediata, el oyente lo encaja, hace examen de conciencia y descubre que él también tiene faltas, que no es perfecto, se avergüenza y desiste de tratar de cambiar las cosas.

Ni el mismo Gandhi serviría para tratar de derrocar a esta clase política degenerada, el más perfecto de los santos admitiría que él también tiene sus culpas y cedería ante este argumento falaz sin caer en la cuenta de que él se siente culpable precisamente porque tiene lo que a la clase política le falta: Vergüenza.

Podemos pedir dinero prestado al FMI, podemos exprimir al ciudadano hasta llenar las arcas del estado, podemos tratar de que Europa nos rescate… Pero todo eso no nos salvará de nuestro principal déficit, la falta de vergüenza, porque esa divisa cotiza en un mercado de valores que estos gobernantes no conocen.

Ciertamente Darwin quedaría estupefacto. Vale.

Apertura Española y Defensa Siciliana

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Como sabe cualquier jugador de ajedrez medio, para evitar las aperturas abiertas y en especial la apertura española, las negras idearon las defensas semiabiertas de entre las que, sin duda, la defensa siciliana es la más popular.

Esta noche leo que Intereconomía y La Gaceta, dos medios de comunicación inequívocamente conservadores, atacan ferozmente al presidente del gobierno en su portada de mañana. Y me pregunto: ¿Este súbito cambio de orientación en contra de Rajoy en favor de quien se hace? Muchos han señalado inmediatamente a Esperanza Aguirre, oportunamente desaparecida de escena antes del Armagedón Barcénico. ¿Estamos ante un Gambito de Rey o de Dama?

Juegan con el país como si de una partida de ajedrez se tratase, mueven sus peones intentando hacerse con el control de España. No sé.

Lo que sí sé es que todo este espectáculo de sobres, eres, mamancias e indecencias varias es un cenagal con aroma inequívocamente mafioso.

Sí, como cualquier jugador de ajedrez medio sabe, lo mejor es evitar la apertura española usando la defensa siciliana.

Topologías

Las topología de las redes subyacentes en cada sociedad y momento son una manifestación de la ideología de esa misma sociedad.

Es un ejercicio de la máxima utilidad el tratar de comprender las realidades sociales a lo largo de la historia a través de la topología de las redes que se tejen en cada momento sobre las tecnologías, actitudes, agentes, recursos, estrategias, relaciones, criterios de éxito y reglas de enfrentamiento para determinados tipos de competencia o lucha dentro de la esfera sociocultural. Éste «pensamiento topológico» o «aproximación topológica» a las realidades sociales de cada tiempo nos revela aspectos decisivos de la mismas, incluída su ideología. Continuar leyendo «Topologías»