Suscribo en general las afirmaciones que el prestigioso primatólogo Frans de Waal efectua respecto de la evolución de la moralidad en su libro «Primates and Philosophers» (Princeton University, 2006). Las teorías de Hobbes, Rousseau y Rawls que han fatigado nuestros estudios de derecho natural y filosofía del derecho siempre me han resultado tan míticas y poco científicas como la entrega del decálogo por Dios en el Sinaí. No logro alcanzar a entender cómo se ha podido anclar tan fuertemente en nuestras conciencias la creencia de que nuestra maldad y egoísmo son herencia de nuestros antepasados «salvajes» mientras que la bondad y altruismo son por el contrario rasgos exclusivamente «humanos». Es hora de resolver un falso dilema: Los hombres no son buenos o malos por naturaleza, los hombres, por naturaleza, simplemente son como son y ha sido esa misma naturaleza la que ha hecho evolucionar nuestras estrategias (altruismo y egoímo incluidos) puliéndolas y adaptándolas hasta el punto en que podemos encontrarlas de forma innata en éste momento en los ejemplares de la especie humana. Continuar leyendo «Homo homini lupus»
La religión y la sombra del futuro
Desde un punto de vista racional resulta llamativa la presencia más o menos universal de las religiones. Sustentadas en su mayor parte sobre creencias difícilmente justificables y en buena parte inaceptables racionalmente, las religiones son, sin embargo, unos memes extraordinariamente exitosos. La búsqueda de una explicación racional del éxito de estas creencias produce no pocos quebraderos de cabeza a algunos científicos.
Alguna luz sobre éste fenómeno quizá pueda arrojarla la teoría sobre la evolución del altruismo que Robert Axelrod ofrece en su libro «The evolution of cooperation» resultando, para mí, especialmente sugerente lo contenido en la sección primera del capítulo 7 del mismo, titulada «Agrandar la sombra del futuro», y que se enmarca dentro de una serie de estrategias tendentes a promover la cooperación.
Como sabemos, la cooperación para Axelrod y otros muchos científicos, es un fenómeno que aparece de forma espontánea en la naturaleza dadas una serie de condiciones que ya hemos enumerado parcialmente en otros posts de éste blog. Pues bien, para que la cooperación así aparecida resulte estable es absolutamente necesario que el futuro sea lo suficentemente importante en relación a la situación presente. Trataré de explicarlo con un ejemplo:
Imaginemos que, como en el caso del protagonista de la película «Esencia de Mujer», el Coronel Slade, alguien está decidido a suicidarse; aún careciendo de dinero tal persona no tendría problema alguno en recorrer, como él, Nueva York, alojarse en los hoteles más caros, comer en los restaurantes más exclusivos e incluso conducir, a pesar de ser ciego, un Ferrari a alta velocidad. El Coronel Slade no tiene la más mínima preocupación respecto del espinoso asunto de hacer frente a esos gastos e incluso no le preocupa en demasía el hecho de matarse conduciendo el Ferrari porque el Coronel Slade no tiene futuro, se va suicidar. El caso de los personajes sin futuro ha sido aprovechado eficazmente por la industria cinematográfica pero, incluso en situaciones donde la falta de futuro no es tan extrema, la escasez de futuro es un elemento que debilita la tendencia a cooperar.
Muchos animales y en particular el ser humano han desarrollado, gracias a la evolución, sofisticadas estrategias cooperativas pero, dichas estrategias, como dijimos antes, sólo pueden ser estables si el futuro tiene una influencia suficientemente fuerte sobre la situación presente.
El hombre, a diferencia de otros animales, es consciente de su finitud como indivíduo y la muerte, quiérase o no, es un hecho que tiene la mala cualidad de dejarnos sin futuro, lo que hace que, al igual que el Coronel Slade, podamos prescindir de nuestras innatas y complejas estrategias cooperativas.
Las estrategias que las sociedadas humanas han utilizado para atajar las tentaciones egoistas de los seres sin futuro han sido muchas, algunas de ellas muy sofisticadas pero todas buscando otorgar a los indivíduos el futuro del que carecen. Así, en épocas recientes, el ejército israelí, a fin de atajar los atentados suicidas que llevaban a cabo los palestinos, decidió castigar a la familia de los suicidas pues, si bien es cierto que el suicida carece de futuro como indivíduo, sí tiene un futuro genético ya sea a través de los genes que pasa él directamente a las generaciones posteriores (sus hijos), ya sea a través de los genes que comparte con sus hermanos y padres. El fenómeno del altruismo intrafamiliar está muy relacionado con éste tipo de futuro genético y el ejército israelí entendió que esta estrategia de castigo a los familiares podría resultar disuasoria para los suicidas.
No obstante, quizá la más sutil estrategia para dotar de futuro a las personas sin futuro, es la religión. La seguridad en la existencia de una vida futura parece verdaderamente conveniente para reforzar la cooperación, sobre todo si la calidad de esa vida futura está fuertemente anudada al carácter cooperativo y/o altruista de nuestras acciones en la vida presente. La religión, en cuanto que meme que alarga y refuerza la sombra del futuro sobre nuestros actos presentes, debería fortalecer la cooperación en las sociedades humanas. Es bien verdad que tal estrategia puede ser tanto o más peligrosa que la desesperada conducta de los hombres sin futuro pues, vinvulada la existencia futura a determinadas acciones en la vida real, también se favorece que puedan llevarse a cabo actos atroces en la realidad buscando la vida eterna.
No deseo ahondar más. permítanme acabar con una anécdota que me ocurrió en un juzgado de guardia cuando la Guardia Civil condujo detenidos a dos ladrones jóvenes que habían tratado de atracar a punta de navaja a un señor de avanzada edad. El relato de los hcchos que me hicieron los delincuentes resultaba esclarecedor: Esgrimieron sus navajas frente al anciano pero él, lejos de entregarles el dinero, esgrimió a su vez contra ellos un baston con contera metálica bastante aguzada mientras, con la mano libre, les hacía a los atracadores el típico gesto de «acercaos si tenéis huevos». Uno de los atracadores, cuando quedamos a solas me dijo: «Cuando lo vimos aculao en la pared, con el bastón en la mano y haciendo gestos de que nos acercáramos, ¿querrá usted creer señor abogao que el puto viejo nos acojonó?»
¿Tienen los animales sentido de la justicia?

El 26 de mayo pasado la versión electrónica del Daily Mail publicaba un artículo sobre las investigaciones del doctor Marc Bekoff, doctor en etología y experto en conducta animal que trabaja actualmente en la Universidad de Colorado. Sus investigaciones versaban sobre la existencia de conductas morales en los animales. No me resisto a traducirles el artículo aunque, si lo desean, pueden consultarlo en su versión original aquí.
El texto de la noticia dice, más o menos, lo que sigue:
Según nuevas investigaciones realizadas los animales tienen sentido de la moral y pueden distinguir lo correcto de lo incorrecto. Especies que van desde los ratones a los lobos se rigen por códigos de conducta similares a los de los seres humanos, dicen estos etólogos.
Hasta hace poco se creía que los seres humanos eran la única especie capaz de experimentar emociones complejas. Sin embargo, el profesor Marc Bekoff, de la Universidad de Colorado, considera que la moralidad «equipa» el cerebro de todos los mamíferos. Esta moralidad suministra el «pegamento social» que permite a animales a menudo agresivos y competitivos vivir juntos en grupos, dijo. Continuar leyendo «¿Tienen los animales sentido de la justicia?»
¿Los pobres son honestos y los ricos son tramposos?
Richard Dawkins en su libro «El Gen Egoista«, (Salvat Editores, S.A., Barcelona, 1993) plantea a menudo interesantes juegos destinados a explicar cómo el altruismo puede emerger en ambientes absolutamente ajenos al mismo, cuestión esta de la que nos hemos ocupado en otros post de éste blog. Entre estos juegos me resulta particularmente sugerente el que se contiene en la página 210 y siguientes de la edición reseñada y que, por no contar yo lo que él cuenta mejor, dice así: Continuar leyendo «¿Los pobres son honestos y los ricos son tramposos?»
Juegos de microbios.
Los comportamientos altruistas han sido una de las cuestiones más intrigantes para los estudiosos de la teoría de la evolución; explicar cómo en un entorno egoísta podían resultar exitosos los comportamientos altruistas, no deja de resultar paradójico.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha publicado recientemente los resultados de un estudio llevado a cabo por un grupo de científicos con levaduras, aprovechando que en estas, a diferencia de los humanos, al ser unicelulares, su “comportamiento” no está determinado por un sistema nervioso o un código cultural o racional de conducta: La conducta de las levaduras es meramente genética.
Estos científicos desarrollaron un experimento que empleaba a las ya citadas levaduras y el metabolismo de la sacarosa, o azúcar común. Continuar leyendo «Juegos de microbios.»
De pensamiento, palabra, obra y omisión
De todas estas formas puede pecarse según la doctrina de la Iglesia Católica y de estos cuatro modos podemos condenarnos al fuego eterno.
Las leyes de los hombres resultan bastante menos severas que las divinas y así, por ejemplo, a un ciudadano le resultaría imposible delinquir de pensamiento ya que, por más que desease a la mujer de su prójimo o codiciase los bienes -evidentemente ajenos- del marido de la sujeta en cuestión, la ley nada tendría que reprocharle y, mucho menos, le impondría castigo alguno.
Por lo que respecta a los delitos cometidos de palabra, obra u omisión, a la ley humana parecen merecerles un distinto grado de reproche en función del método comisivo empleado. Veámoslo.
Piense, por ejemplo, en que acaba de comprarse un coche nuevo con una magnífica tapicería de cuero. Usted va conduciendo alegremente por una carretera cuando divisa en la cuneta a una niña que se ha caído de una bici; la niña sangra abundantemente y parece tener fracturada una pierna. Usted sabe que la niña le pondrá perdida de sangre la tapicería de cuero y que esto le va a costar, probablemente, unos 300 euros. Usted, entonces, considera ambas posiblidades -ayudar a la chica o ahorrarse 300 euros- e inmediatamente decide ayudar a la chica.
No cabe duda de que todos (espero) haríamos lo mismo.
Ahora piense, por el contrario, que recibe por correo una carta de UNICEF pidiéndole un donativo de 300 euros para hacer un pozo de agua en África y de esta forma salvar la vida de muchos niños que viven en un lugar particularmente seco de la región. Continuar leyendo «De pensamiento, palabra, obra y omisión»
La caridad romana.

La escena que se observa en éste cuadro de Rubens resulta, a primera vista, perturbadora: Una joven ofrece su pecho a un viejo que se dispone a succionarlo. Sin embargo, si conocemos la historia de ambos personajes, la escena deviene absolutamente tierna pues representa a la joven romana Pero amamantando a su padre Cimón, encarcelado y a punto de morir de hambre.
La historia completa la conocemos gracias al escritor latino Valerio Máximo Continuar leyendo «La caridad romana.»
Materia, forma e información

Probablemente mi catedrático de Derecho Romano, Jesús Burillo Loshuertos, nunca sabrá el mal que me ha hecho el que, en mi primer examen como universitario, incluyese la pregunta de a quien pertenece la escultura, si al escultor o al dueño del mármol, pregunta sobre la que ya escribí en otro post.
En el fondo de la pregunta, además de un histórico debate jurídico entre sabinianos y proculeyanos, late la vieja dualidad materia-forma de la que se ocuparon ampliamente antiguos filósofos y pensadores.
Reflexionando sobre la información en cuanto que acción de informar o dar forma a algo, viene a la mente inmediatamente la percepción de que, mientras la materia es finita y escasa (al menos dentro de las fronteras de nuestro planeta), la capacidad de informar es inagotable, al menos mientras no falte la energía.
¿Podríamos vivir sin open source?
Me encuentro muy a menudo con personas que lo desconocen casi todo acerca del Open Source (software de código abierto), de GNU, de Linux… y, como es propio del ser humano despreciar todo aquello que ignora, cuando les hablo de sus ventajas suelen escucharme como quien escucha a un «geek» medio loco. Para ellos la informática y las nuevas tecnologías son conceptos ligados al Windows de su PC, o al Word, o al Explorer. El caso es particularmente patético cuando de politicos se trata.
Para esos casos suelo utilizar un argumento que ahora les traslado y que, más o menos, es como sigue:



